Nueva ciudadanía, liderazgos de popularidad y declinación del sistema representativo

CHERESKY ISIDORO

San Petersburgo

Congreso; Cuarto foro internacional Rusia e Iberoamérica en el mundo globalizante: historia y perspectivas; 2019

Universidad Estatal de San Petersburgo

El interrogante sobre la democracia y su mutación esta a la orden del día. La evolución política no siguió el paradigma que se concibió al momento de la caída de las dictaduras militares, en la mayoría de los casos a inicios de los años ochenta. Por cierto, se iniciaron y culminaron cambios significativos con la consolidación de la democracia electoral de modo tal que los poderes que no surgieran de las urnas no podían perdurar, asimismo se consigna una evolución en las costumbres, la que fomentó una mayor igualdad política y la expansión enunciativa de derechos de semejantes. Pero el formato político heredado es cuestionado discursivamente y en los hechos, pues convalida el status quo o insuficientes reformas ante la persistencia de la pobreza y del incremento de desigualdades sociales sin precedentes. No se evolucionó en la instalación de una democracia mejor a secas al menos en los términos del sistema representativo tal como fue concebido en los siglos XIX y XX. Gana extensión e intensidad el cuestionamiento público y continuo ante la evolución desigualitaria y con frecuencia iliberal de las sociedades aun con gobiernos surgidos de las urnas. Lo mas notorio, la declinación del sistema representativo tiene como núcleo el debilitamiento del sistema de partidos a favor del reforzamiento de los liderazgos personalistas con frecuencia expansivos y de una ciudadanía mayoritariamente sin identificaciones permanentes y propensa a movilizarse. La ciudadanía desde una perspectiva y las organizaciones populares desde otra, no necesariamente contrapuestas, se hallan en ebullición.