In the Name of the People: The Possibilities and Limits of a Government Relying on Public Opinion

CHERESKY ISIDORO

Broken Promises. The Argentine Crisis and Argentine Democracy

Lexington Books de Lanham

Lugar: Maryland; Año: 2006; p. 205 - 223

El objetivo del artículo es examinar aquellos elementos de renovación y cambio en la vida política y democrática surgidos a partir del período que se inicia con el primer gobierno de Nestor Kirchner, el cual inaugura un estilo político novedoso, en donde la autoridad política es reconstituída basándose en el respaldo ciudadano ?directo?. No obstante, cabe destacar que este respaldo no es concebido en términos del pueblo movilizado sostenido en dispositivos organizacionales permanentes, en competencia o en detrimento de los partidos políticos democráticamente organizados, sino en términos de una ciudadanía confinada a un rol de opinión pública de presencia virtual en el espacio público. De esta forma, las elecciones presidenciales que consagran a Nestor Kirchner como presidente y el curso ulterior de la vida política confirman transformaciones significativas, entre las cuales se encuentran la desagregación de los partidos políticos tradicionales y quizás la marginalización de alguno de ellos. Sin embargo. el peronismo persiste como identidad política, pero es considerado como un campo político o tradición, terreno de disputa entre proyecto políticos poco conciliables. Asimismo, la fluctuación y volatilidad del voto confirman la desafección ciudadana respecto a las identidades políticas, y aún lazos frágiles con los liderazgos personalistas. Esta evolución de la vida política parece anunciar un verdadera mutación y no tan solo una crisis cuya superación nos retrotraería al sistema político con sus características precedentes. Los liderazgos personales, a su vez, han mostrado una mucha mayor capacidad de adaptación a los cambios políticos y aptitud para generar lazos representativos que las organizaciones partidarias tradicionales. Pero la fragilidad de ese tipo de popularidad y la ausencia de estructuras organizativas mínimas genera una inestabilidad que puede afectar al conjunto del sistema institucional. De esta forma, un interrogante mayor que queda planteado en el artículo, es el de saber que relación futura se establecerá entre líderes de popularidad y partidos políticos. Finalmente, cabe destacar que un gobierno personalista, basado en la opinión, como el del Presidente Kirchner puede obtener, en condiciones de crisis de la democracia de partidos, amplias libertad de acción en lo inmediato. Pero sus perspectivas pueden ser estrechas si la popularidad no se traduce en recursos institucionales legales. En otras palabras, la posibilidad de un gobierno sustentado exclusivamente en la opinión pública, en el marco del régimen democrático, debe ser descartada.