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Parte de un libro que recoge las polémicas que Osvaldo Bayer sostuvo con diversos intelectuales (Terragno, Bayer, Abós, Giardinelli) en las décadas de 1980 y 1990, este capítulo se constituye en el estudio preliminar de la que vivió en 1979 con Günter W. Lorenz - director del Departamento Latinoamericano de Relaciones Exteriores de la República Federal Alemana. Su peculiaridad radica en al menos dos cuestiones. La primera, que es la única del conjunto, que no involucra a otro intelectual argentino. La segunda, que si bien son indudables los efectos y sentidos polémicos que se desprenden de la pieza central del intercambio epistolar, a diferencia de las protagonizadas con sus connacionales, en ésta no existe un auténtico cruce de argumentos contrapropuestos y aunque es posible reconocer la posición del contrincante de esta disputa simbólica, lo cierto es que desde la contraparte alemana dominan las descalificaciones personales, las imputaciones de falsedad y la refutación de ciertas afirmaciones fácticas por considerarlas erróneas o malintencionadas. Echamos de menos, en este sentido, una discusión profunda de las líneas de inteligibilidad histórica que Bayer descubre o reconstruye, para explicar, desde historias individuales, episodios aislados y en coyunturas diversas y a ambos lados del Atlántico y en un arco temporal que hunde sus raíces en el siglo XIX y conecta los años ´30 y su presente, cómo a Historia de los pueblos es la de aquello que repele la clasificación fácil, la linealidad tranquilizadora, los blancos y los negros. Para Bayer, esas historias nacionales que la circunstancia de su exilio ha permitido comprender cabalmente en sus interconexiones, sus paralelismos, sus congruencias y sus reciprocidades, pero también en sus disincronías, es la de lo humano, aunque "demasiado humano".

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