INVESTIGADORES
GONZALEZ VELASCO Carolina
congresos y reuniones científicas
Título:
Teatro, tango y cabaré: el mundo del espectáculo porteño a comienzos de los años ?20
Autor/es:
CAROLINA GONZÁLEZ VELASCO
Lugar:
Gral. Sarmiento
Reunión:
Jornada; III Jornadas Política de Masas y Cultura de Masas en entreguerras; 2015
Institución organizadora:
Universidad Nacional de Gral. Sarmiento- Universidad Nacional Arturo Jauretche
Resumen:
?En Buenos Aires son muchos los maridajes literarios, aunque ninguno de tan indiscutible acierto como el de González Castillo y Weisbach. La literatura teatral, cultivada en colaboración regularmente (?) ha sido esta vez encomiásticamente aprovechada en beneficio del público y del arte.(?)?Tal (?) ha acontecido con ??Los dientes del perro??, obra que lleva ya más de cuatrocientas representaciones consecutivas y que ha significado el éxito más extraordinario y legítimo del teatro nacional.??La tercera edición de ??Los dientes del perro?? es la más completa y corregida de las publicadas hasta ahora, única edición que contiene la letra del tango Mi noche triste, del que hiciera una creación la Sra. Poli, y que fue un éxito popular para los autores de la letra y de la música, los señores Pascual Contursi y S. Castriota, respectivamente.? Así presentaba la revista El Teatro Nacional, publicación dedicada a editar libretos de obras teatrales, el texto de la obra de Alberto González Castillo y Alberto Weisbach ?Los dientes del perro?. La pieza, desarrollada en un acto y dos cuadros, había sido estrenada el 26 de Abril de 1918 en el Teatro Buenos Aires por la Compañía Argentina de Comedias, Sainetes y Revistas Muiño-Alippi. El éxito fue rotundo desde las primeras funciones: la obra se mantuvo en cartel hasta fin del año ´18 y alcanzó más de cuatrocientas representaciones consecutivas. Al año siguiente, fue repuesta en el mismo teatro y por la misma compañía. Claro que el éxito de ?Los dientes del perro? no fue un suceso de taquilla único, y podría explicarse, fácilmente, por el clima general que reinaba en el mundo teatral porteño de la época. Hacia fines de la década del ?10 y comienzos de la década del ?20 los espectáculos teatrales vivían una época de esplendor: las compañías nacionales se multiplicaban, en un medio que contaba con cada vez más cantidad de salas y en el cual público espectador se contaba por millones cada año. A su vez, el hecho de que una revista comentara un estreno y publicara además el libreto correspondiente comenzaba a ser una tradición. En efecto, a medida que los espectáculos teatrales crecían, también se desarrollaba un dinámico mercado editorial de revistas, publicaciones, y secciones especializadas en los periódicos. La mayoría de los estrenos eran, en ese sentido, muy comentados en la prensa y en muchos casos editados sus libretos. No obstante ajustarse a lo que ocurría con la cartelera en general, la obrita en cuestión presentaba algunas particularidades: la representación incluía la escenografía de un cabaré, y la entonación de un tango, Mi noche triste. El tango mencionado es considerado, en general por los historiadores del tango, como el primer tango-canción, es decir, aquel que abandonó en su letra los contenidos más prostibularios y comenzó a recrear otro universo de imágenes, valores y sentimientos. Por eso, suele mencionarse a la obra de González Castillo y Weisbach como el marco de presentación de Mi noche triste en el camino recorrido por el tango. Y suele agregarse que dicho tango había sido grabado el año anterior por Gardel y que al comenzar los años ?20 el tango se proyectaba por sí mismo como la música popular por excelencia. En ese sentido, la historia del tango ?con todo derecho por supuesto- mira su propio recorrido sin problematizar demasiado su relación con la historia del teatro de género chico teatral. Sin embargo, tal como se mencionará luego con detalle, la incorporación del cabaré y el tango en la obra no fue una decisión sencilla y más bien podría considerarse una apuesta que finalmente resultó acertada. Visto en 1918, si bien el tango era una música difundida, seguía siendo bastante cuestionada por diversos sectores tanto de la prensa como del mundo de la cultura en general. Lo mismo podría decirse del cabaré.Por otro lado, no caben dudas de que luego del estreno de Mi noche triste, el tango canción se impuso: la multiplicación de audiciones radiales que incluían este tipo de música, las grabaciones, la edición de partituras, la consagración de artistas fueron parte de la construcción del éxito del tango. Pero en ese relato las obras que en los primeros años de la década del ?20 sirvieron de soporte para difundir y popularizar a los tangos han sido poco ponderadas en tanto plataforma desde la cual los tangos se escuchaban cada noche. Por esas razones, mi propuesta en esta presentación es problematizar el encuentro entre el tango y el teatro: el tango poseía características propias que, transformaciones mediante y apoyado en las industrias culturales, lo convertirían en un producto cada vez más aceptado, valorado y consumido. Pero en ese recorrido, la sociedad con el teatro de género chico fue también un acontecimiento decisivo: los escenarios porteños de fines de los ?10 y comienzos de los ?20 fueron una plataforma excepcional desde la cual proyectarse. En síntesis, buscaré mostrar la potencia y densidad que el mundo del teatro tenía a fines de los años ?10 para resaltar la importancia que tuvo, para el exitoso despegue del tango, su paso por los escenarios del género chico. Aspectos vinculados al cabaré serán mencionados para completar el análisis pero no constituyen el centro de la indagación.