INVESTIGADORES
PONCE Juan Federico
congresos y reuniones científicas
Título:
BAJADA DEL DIABLO, EL MAYOR CAMPO DE DISPERSIÓN DE CRÁTERES DE IMPACTO CONOCIDO EN NUESTRO PLANETA: NUEVAS ÁREAS EXPLORADAS
Autor/es:
ACEVEDO, R.D.; PONCE, J. F.; RABASSA, J. O.; CORBELLA, H.; ROCCA, M.; MARTINEZ, O.; ORGEIRA, M. J.; PREZZI, C.; GONZÁLES, M.; VÁSQUEZ, C.
Lugar:
Neuquen
Reunión:
Congreso; XVIII CONGRESO GEOLÓGICO ARGENTINO; 2011
Institución organizadora:
Asociación Geológica Argentina
Resumen:
El campo de dispersión de cráteres de impacto de Bajada del Diablo (Corbella, 1987) ubicado en la provincia del Chubut (42°46' y 43° S; 67°24' y 45’ O) es, en número de estructuras identificadas y en extensión, el mayor evento de este tipo conocido de nuestro planeta. Casi doscientas formas circulares, cuyos diámetros oscilan entre 100 y 400 m, son claramente visibles sobre la superficie del terreno. Al área estudiada hasta ahora (Acevedo et al., 2009) deben añadirse otras tres (Fig. 1), las cuales componen una única elipse de dispersión. Las cuatro áreas han sido reconocidas, mapeadas y georeferenciadas, y 189 estructuras circulares han sido determinadas en ellas a través de sensores remotos .Su origen fue interpretado como producto de la caída de un asteroide ó un cometa (Acevedo et al., 2009). Aunque a primera vista pueden surgir algunas dudas respecto a ello, ya que estas estructuras podrían estar vinculadas a eventos volcánicos o freatomagmáticos, el hecho de encontrarse afectando a entidades geológicas pertenecientes a distintos ambientes como el Grupo Sarmiento (tobas, Oligoceno), el Complejo Eruptivo Quiñelaf (basaltos, Mioceno), la Formación Pampa Sastre (conglomerados y areniscas, Plioceno) y el pedimento pleistocénico, permiten determinar que la causa que provocó dichas estructuras no es endógena sino por impacto. A las irrefutables pruebas geológicas (distintos ambientes geológicos afectados en forma simultánea) y geomorfológicas (configuración de las estructuras) que se mantienen en las cuatro áreas, y han confirmado el origen por impacto del evento, se suma ahora la falta de una unidad litoestratigráfica de conglomerados en el piso de los cráteres del pedimento, cuya eliminación ha sido atribuida al impacto, de acuerdo con la presencia de bloques de grandes dimensiones de esta unidad en la orla sedimentaria que bordea a los cráteres por su sector NE y según el registro magnetométrico de anomalías magnéticas y levantamiento con estación total (Prezzi et al., 2010). Por otra parte, algunos de los cráteres se disponen en pares en forma de “8”, donde ninguno de los cráteres ha crecido a expensas del otro, mostrando que se trata de impactos simultáneos (Acevedo et al., 2009). Nuevas áreas investigadas. En un reciente trabajo (Acevedo et al., 2009) se describe el Área 1, enmarcada sobre la meseta de Filu-Có, donde se reconocieron los primeros 66 cráteres in situ. En el Área 2, situada a 12 km al SO de la anterior, 55 estructuras (33 de ellas verificadas en el campo) cubren alrededor de 35 km2 (6,45x7 km). Los cráteres formados sobre el pedimento tienen un diámetro medio de 240 m. El Área 3 es la mayor en lo que concierne a su superficie. Tiene 60 cráteres (23 confirmados en el terreno) y se extiende por 68 km2 Muestreo. Cavando en el fondo de dos cráteres del área de Filu-Có se han coleccionado microesferas con lawrencita, conocida como “iron desease” y posiblemente vinculada al objeto impactador. (14,35x6 km) sobre sedimentitas clásticas. El Área 4, la menor, suma otros ocho cráteres (4 reconocidos en el campo), labrados en basaltos, que tienen un diámetro promedio de 114 m. En total se reconocieron 189 cráteres, algunos parcialmente obliterados por la erosión y sedimentación, de los cuales 126 fueron examinados in situ. Considerando que los procesos exógenos obliteraron y rellenaron muchas de las estructuras originales, se estima que la cifra inicial haya superado el medio millar de cráteres de impacto. Comentarios finales. Se plantean y analizan dos hipótesis sobre la naturaleza del objeto que, partido en centenares de pedazos, chocó contra la superficie de la Tierra en tiempos pleistocénicos. La primera sugiere que podría haber sido un asteroide desmembrado tipo “rubble-pile”, y la segunda que podría haberse tratado de la colisión de un “split comet”.