PERSONAL DE APOYO
BRENTA Noemi Liliana
capítulos de libros
Título:
El FMI y la fuga de capitales en la Argentina
Autor/es:
BRENTA, NOEMÍ
Libro:
Fuga de capitales. Economía, Estado y soberanía nacional
Editorial:
Editorial de la Imprenta del Congreso de la Nación
Referencias:
Lugar: Buenos Aires; Año: 2023; p. 53 - 74
Resumen:
El FMI desde sus comienzos promovió la inversión externa directa (IED), que implica cierta apertura a los flujos de capitales. Sin embargo, los límites entre la IED y la inversión especulativa pueden ser difusos, y en esa zona gris se encontró la relación del FMI con la fuga de capitales, previo al cambio del paradigma de acumulación mundial en la década de 1970. Desde la crisis de la deuda externa de los países latinoamericanos, iniciada en 1982, y durante toda la década de 1980, el Fondo comenzó a intermediar entre los bancos y los gobiernos de los países miembros endeudados. Los programas del FMI acordados a los países deudores aportaron abundantes fondos, aplicados a complementar la atención de vencimientos y a apoyar la renegociación de paquetes de deuda en situación irregular, a pesar de la naturaleza especulativa de tales capitales. En la década de 1990 el FMI alentó abiertamente la desregulación de los movimientos de capitales, en el marco de la expansión global del capitalismo, con el fin de la Guerra Fría, y el avance de la financierización. La apertura financiera global, que el Fondo promovió fuertemente, condujo, en la década de 1990, a incorporar la debilidad de la cuenta capital entre las razones para solicitar financiamiento. La liberación de la cuenta capital se incluyó como tema permanente de los informes anuales del Fondo, entre 1997 y 2002, y desapareció a partir del año 2003, cuando se priorizó la lucha contra el lavado de dinero y contra el financiamiento del terrorismo, solo viables a través del control de capitales, en el contexto de la complicada situación de Estados Unidos luego de su invasión a Irak. Sin embargo, la mayoría de los programas del FMI en el entorno de la crisis, en 2009 y en los años siguientes, se destinaron al salvataje de los capitales invertidos en deudas soberanas y bancos. El FMI volvió a insistir en ampliar sus facultades para obligar a sus miembros a liberar la cuenta capital, y a tener injerencia en las políticas de control de capital. En noviembre de 2012, el FMI publicó su Visión Institucional sobre la liberalización y gestión de los flujos de capitales. Si bien insiste que los flujos de capitales son beneficiosos, admite que también importan riesgos, que a veces requieren medidas transitorias mientras el peligro persiste o el país en cuestión alcanza las condiciones para la desregulación financiera. La revisión de la Visión Institucional en 2022, amplió las circunstancias bajo las cuales los países pueden pueden restringir preventivamente las entradas de capitales, y estableció un tratamiento especial para algunos tipos de medidas de control de capitales, como las adoptadas por razones de seguridad, por medidas antilavado de dinero, para combatir el financiamiento del terrorismo, o las resultantes de acuerdos de cooperación internacional contra la elusión y la evasión fiscal.