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La expedición de los hermanos Bartolomé y Gonzalo García de Nodal, que por orden de Felipe III partió rumbo a América meridional en 1618, tuvo por objetivo reconocer el pasaje interoceánico que los holandeses Willem Schouten y Jacob Le Maire habían descubierto al sur de la isla de Tierra del Fuego en 1616. En 1621 los Nodal publicaron la relación de aquel viaje junto con una relación sumaria de los servicios prestados al rey y un mapa del área magallánico-fueguina realizado por el cartógrafo portugués Pedro Teixeira Albernaz en base a las anotaciones y a un primer mapa manuscrito realizados por del piloto Diego Ramírez de Arellano. Tanto el mapa cuanto la relación de viaje de los Nodal evidencian que, a comienzos del siglo XVII, los confines de América meridional eran una región de frontera en construcción y, por lo tanto, un área en disputa. Si por un lado, los episodios de contacto con las poblaciones locales oscilaban entre el asombro y la confrontación. Por el otro, la creciente presencia de potencias ultramarinas europeas interesadas en el estrecho redefinía constantemente los discursos y representaciones de aquella zona periférica y a la vez global. Con el objetivo de reflexionar en torno a la construcción del área magallánico-fueguina como territorio de frontera, esta presentación examinará la producción del corpus nodalino en torno al estrecho. Se hará particular hincapié en cómo la experiencia de viaje de los hermanos Nodal se nutrió de las informaciones e imágenes cartográficas elaboradas por los rivales de la monarquía española para producir un relato y cartografía a la medida de sus aspiraciones imperiales.

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