INVESTIGADORES
ADUR NOBILE Lucas Martin
congresos y reuniones científicas
Título:
No podemos callar lo que hemos visto y oído. El testimonio: un modo de manifestar lo sagrado en algunos textos literarios del siglo XX.
Autor/es:
ADUR NOBILE, LUCAS MARTÍN
Lugar:
Pedra de Guaratiba, Río de Janeiro
Reunión:
Congreso; I Coloquio Latinoamericano de Literatura y Teología.; 2007
Institución organizadora:
Asociación Latinoamericana de Literatura y Teología (ALALITE).
Resumen:
El presente trabajo se propone indagar la figura del narrador testigo como forma privilegiada para hablar de lo sagrado en literatura. Tomando como punto de partida los relatos evangélicos, constatamos que la perspectiva adoptada en ellos para presentar la figura de Jesús (manifestación privilegiada de lo sagrado) es externa. Los evangelistas no tienen acceso a los pensamientos íntimos de Jesús, solo nos son revelados sus dichos y hechos. Esta perspectiva externa es también frecuentemente adoptada en literatura para presentar personajes con connotaciones sagradas. Si lo sagrado debe ser misterioso, el narrador no puede penetrar directamente en la interioridad del personaje, sino que debe establecer cierta distancia. A la vez, es necesario que el testimonio no sea imparcial: la vida presentada debe significar para el narrador una experiencia de lo sagrado que intenta (con las consabidas limitaciones del lenguaje a la hora de hablar de lo inefable) transmitir, compartir. Esta opción poética por el testimonio puede comprobarse en varios textos literarios del siglo XX. Analizamos dos que nos parecen particularmente interesantes: El perseguidor de Julio Cortázar y Seymour: una introducción de J.D. Salinger (junto con otros textos del autor que retoman al mismo personaje). Para finalizar, contrastamos nuestra hipótesis con dos novelas del siglo XX, que abordan la vida de Jesús desde una perspectiva interna: El evangelio según el Hijo de Norman Mailer, narrado en primera persona (por el mismo Jesús) y El evangelio según Jesucristo, de José Saramago, con un narrador omnisciente que conoce también la interioridad de Jesús. En ambos casos el efecto es el mismo: más que la narración de un personaje sagrado, lo buscado es la desacralización de la figura de Cristo.