INVESTIGADORES
MARTINI Mateo Antonio
congresos y reuniones científicas
Título:
El paleocañón de Tuc Tuca (noroeste argentino): Ejemplo fósil de una zona de transferencia fluvial entre el borde de Cordillera Oriental-Puna y los mega-abanicos del antepaís andino
Autor/es:
ASTINI, RICARDO; MARTINI, MATEO ANTONIO
Lugar:
Salta
Reunión:
Congreso; XIII Reunión Argentina de Sedimentología; 2012
Institución organizadora:
Asociación Argentina de Sedimentología
Resumen:
En diversos
segmentos de los Andes y de otros sistemas orográficos modernos es común
observar entre las
regiones
internas (hinterland), donde se generan sedimentos, y el antepaís, donde
se acumulan, una extensa red de drenaje que forma parte de la zona de
transferencia fluvial. En orógenos activos, estas zonas de transferencia pueden
tener gran extensión longitudinal (decenas a centenas de kilómetros) y
funcionan como sistemas sedimentarios en tránsito que transportan la carga
sedimentaría a favor de la pendiente regional desde el área fuente hacia el
antepaís, a través de profundas incisiones que cortan la cuña orogénica (e.g.,
faja plegada y corrida) y toman la forma de cañones (Vincent & Elliot,
1997) cuyo porte se asocia con el alzamiento tectónico de la región. En su
trayecto, estos cursos antecedentes pueden cortar numerosas láminas de
cabalgamiento que, temporaria y excepcionalmente, dependiendo de variables
hidráulicas controladas por las relaciones entre tasas de alzamiento local y
regional, resistencia erosiva del sustrato, energía erosiva del curso fluvial
delizamientos de ladera, entre otros factores (Jones, 2004), pueden contribuir
a endicar el flujo sedimentario y formar cuencas colgantes o de piggy-back.
Diferenciar registros de cuencas colgantes efímeras y de paleocañones no es
sencillo y depende, en gran medida, de la calidad de los afloramientos que
permitan observar y analizar las terminaciones laterales, las relaciones de
solapamiento y las paleocorrientes.
Aunque existen
pocos ejemplos fósiles descriptos en la literatura, la detección de
paleocañones resulta crítica
por cuanto
permite: a) analizar la retroalimentación que existe entre modelos
sedimentarios controlados por la
disponibilidad
de sedimentos y su acumulación, a diferencia de lo que ocurre en aquellos
sistemas controlados
por cambios en
el nivel de base, b) discutir la generación de depocentros, y c) avanzar en el
entendimiento de
modelos de
soterramiento y potencial desarrollo de sistemas petroleros en cuencas de
antepaís. En las regiones pedemontanas andinas como las del Noroeste argentino,
actualmente ubicadas al este de la
diagonal árida
sudamericana, se construyen grandes abanicos aluviales conocidos con el nombre
de megaabanicos (megafans, Horton y DeCelles, 2001), debido a la enorme
descarga y la magnitud de las redes de drenaje que evacuan sedimentos
procedentes del orógeno hacia el antepaís. Un ejemplo actual de esto es el
conjunto de los
ríos Bermejo y Pilcomayo que en el norte argentino construyen abanicos de
escala satelital y de escaso gradiente superficial. Desde el Mioceno a la
actualidad, las condiciones climáticas generales y de
circulación
atmosférica, generadas a partir del alzamiento de la gran barrera climática que
representa el orógeno andino (Strecker et al., 2007) no habrían cambiado
sustancialmente. La distribución espacial de mega-abanicos fósiles tiene gran
implicancia económica y su génesis se asocia con sistemas de aporte puntual.
Determinar los patrones de paleodrenage transversal a un orógeno resulta particularmente
importante por la incidencia que los ríos alóctonos tienen en el suministro de
sedimentos al antepaís. El desarrollo, posición y geometría de los megaabanicos
y su distribución, depende básicamente de la posición de estos cursos
alimentadores en relación con la faja plegada.
En el noroeste
argentino y particularmente al norte de los 24° LS es sabido que la faja
plegada ha avanzado
hacia el este y
parcialmente reciclado sus propios depósitos durante el neógeno. A pesar de
dicha evolución
orogénica, el
conocimiento sobre la distribución de los depósitos sinorogénicos que resulta
clave para
comprender la
historia de soterramiento y los potenciales reservorios en subsuelo es
incompleto. A conocimiento de los autores poco se ha interpretado sobre la
distribución de zonas de transferencia fluvial a través de la faja plegada y
corrida que puedan haber servido para canalizar el pasaje y tránsito de los
materiales desde el interior orogénico hacia el antepaís y explicar la
distribución estratigráfica.
En este resumen
analizamos la serie psefítica aflorante en Tuc Tuca (22°2438S-65°1127O),
una localidad
de la Cordillera
Oriental salto-jujeña, en el extremo sur de la Sierra de Santa Victoria
(Turner, 1964; Rubiolo et al., 1999). Se trata de una espesa sucesión de
sedimentitas psefíticas (espesor máximo de 450 m) de color rojo pálido, poco
consolidadas y de carácter predominantemente fluvial, dentro de las que se
destacan niveles de tobas blancas. Su máximo espesor se encuentra alineado con
el abra de Tuc Tuca y sobre la unidad se apoyan en discordancia diamictitas glaciales
pleistocenas. Dos niveles de tobas que se intercalan en la base y en la sección
superior de la unidad arrojaron edades Ar/Ar de 9,57 ± 0,36 Ma y 8,17 ± 0,06 Ma
(Cladouhos et al., 1994). Estas edades son consistentes con las de espesas series
del Terciario Subandino (Hernández et al., 1999). Tanto su yacencia y
relaciones laterales como su arquitectura interna, facies constitutivas y
paleocorrientes, junto al arreglo agradacional indican un relleno fluvial encajado,
tratándose de un paleocañón que funcionó como zona de tránsito hacia el
antepaís, constituyendo un excelente ejemplo preservado de una zona de
transferencia fluvial longeva.
Esta sucesión
constituye un registro excepcional del relleno de un paleocañón que habría
servido de zona de
transferencia
fluvial hacia el antepaís durante el Mioceno medio (temprano?), rellenándose
durante el Mioceno tardío-Plioceno. Luego del avance de la deformación y el
alzamiento de la Cordillera Oriental, se produjo la inversión regional de las
pendientes y esta comarca fue reutilizada durante el Pleistoceno y Holoceno por
glaciares de valle que se dirigieron hacia el oeste, cubriendo en discordancia
angular el registro fluvial y aluvial mioceno.
El
reconocimiento de zonas de transferencia fluvial permite construir esquemas
estratigráficos más razonables desde un punto de vista estratigráfico
secuencial, donde volúmenes sedimentarios se asocian con superficies erosivas y
no necesariamente existe correlación entre cuerpos de roca, incluso a gran
escala. La prolongada historia del paleovalle de Tuc Tuca permite sugerir una
etapa inicial de labrado fluvial con carácter antecedente, sincrónica con la
primera etapa de fuerte alzamiento de la región (Mioceno medio), una etapa de
relleno durante el avance de la deformación hacia el este (Mioceno
superior-Plioceno) y una etapa de reaprovechamiento glacial durante el Cuaternario.
La
interpretación de Tuc Tuca como un paleocañón que actuó como zona de
transferencia fluvial permite sugerir la presencia de un mega-abanico
inmediatamente al este que se habría generado como consecuencia del desconfinamiento
de la red de drenaje limitada dentro del cañón. En modernos análogos esta
dinámica logra construir abanicos aluviales con aporte puntual que depositan
inusuales espesores de series dominantemente gravoso-arenosas que de no ser
correctamente interpretadas (como mega-abanicos) pueden confundirse con depocentros.
El
reconocimiento de este tipo de sistemas incisos resulta clave para interpretar
etapas de construcción de mega-abanicos y comprender su potencial distribución
y extensión en regiones del antepaís. Este tipo de construcciones puntuales
(mega-abanicos) en el antepaís generan carga y soterramiento capaces de
acelerar o
modificar
procesos de maduración térmica y generación de hidrocarburos