Ciclo reproductivo de Zilchiopsis collastinensis

SENKMAN, L. E.; NEGRO, C. L.; COLLINS, P.

Santa Fe

Congreso; 5° Congreso Argentino de Limnología; 2012

INALI - FHUC

La reproducción es una característica inherente a todo ser vivo y se encuentra regulado por factores externos e internos. En los crustáceos se conoce que la temperatura y el fotoperiodo son parámetros fundamentales a la hora de reproducirse. En cangrejos dulceacuícolas esta información es escasa sobre todo para los tricodactílidos. En este trabajo se describe por primera vez el ciclo reproductivo de Zilchiopsis collastinensis y cómo es condicionado por factores ambientales. Para este estudio se recolectaron cangrejos en talla reproductiva durante 18 meses en el valle de inundación del Paraná, en cercanías a la ciudad de Santa Fe, registrando parámetros ambientales. El ciclo reproductivo de Z. collastinensis comienza con la madurez sexual, siendo los machos precoces en relación a las hembras (28±4 - 36±4 (mm) respectivamente). Una vez establecida la madurez sexual, en el caso de los machos es un proceso continuo durante todo el año, encontrándose su gónada madura. En cambio en las hembras se observa una estacionalidad marcada. Un nuevo ciclo comienza cuando la hembra baja los huevos para su incubación. En este momento el ovario sufre una reorganización de sus tejidos y reabsorbe los ovocitos que no fueron fecundados y quedaron en el ovario. Este período coincide con el verano, donde las temperaturas son elevadas y es más fácil el acceso a los alimentos. Luego de un breve período de reacomodación el ovario forma los folículos y comienza el crecimiento ovárico. Para fines del verano el sistema entra en vitelogénesis I, casi inmediatamente pasa a vitelogénesis II y permanece en este estadio durante todo el otoño, invierno y hasta fines de la primavera donde una nueva puesta de huevos reinicia el ciclo. Se observa una relación directa entre el aumento de temperatura, la intensidad lumínica, la heliofanía, y la eclosión de los huevos; esto podría estar en relación a la mayor disponibilidad de alimentos en tamaño y calidad para las nuevas crías. Por otro lado, los altos requerimientos energéticos que la hembra requiere en la formación del ovario limita este ciclo a uno por año.