INVESTIGADORES
MALLOL Anahi Diana
congresos y reuniones científicas
Título:
“La poesía y la crítica: del ensayo a los estilos académicos”
Autor/es:
MALLOL, ANAHI DIANA
Lugar:
Ciudad Autónoma de Buenos ires
Reunión:
Jornada; I Jornadas de Historia de la Crítica en la Argentina.; 2009
Institución organizadora:
Universidad de Buenos Aires
Resumen:
Paul Valéry, quien no fue sólo un destacado poeta francés, sino también un teórico lúcido de la poesía, escribió en sus tiempos: “por más que contemos los pasos de la diosa y anotemos su frecuencia y longitud media, no deduciremos  el secreto de su gracia instantánea”[1]. ¿Plantea esto una imposibilidad, una superficialidad de la crítica sobre poesía? Ha habido teóricos y críticos que han dedicado sus esfuerzos a “contar los pasos de la diosa”: basta remitirse al artículo de Jakobson que pretende explicar “Les chats” de Baudelaire[2], para comprobar la justeza de la frase de Valéry. En manos de los formalistas y estructuralistas, que se desentienden voluntariamente del sentido como si se tratara de un más allá de la forma, y limitan su labor a un trabajo de inventario de los materiales, lo que queda del trabajo crítico, después del deslumbramiento y la fascinación primera que produce la exactitud de la técnica, es la conciencia de  haber llegado a un límite que pone a la crítica al borde de caer en la banalidad, en la medida en que la estructura, al repetirse, repite siempre lo mismo, o en la medida en que el crítico, al aplicar metodológicamente una estructura, o incluso una estructuración, prefigura de antemano, con los puntos de partida, los datos resultantes[3]. Lo que no deja de entrañar ciertos riesgos, por más de una razón. En primer lugar, porque se basa en, y no deja de construir al mismo tiempo, la ilusión de una autotransparencia (sujeto-objeto, lenguaje-objeto) de corte netamente positivista, que no hace sino propender a la acumulación de un incierto capital, que a la vez que simbólico niega la densidad de su propia simbolicidad, y que se retiene como rehén de un saber, pasible a su vez de capitalizarse en poder[4]. Por otro lado, y en relación con  ello, no ha dejado de reducir a la crítica y a los críticos a tecnócratas, incluso burócratas de lo que puede y debe ser dicho, de las formas que debe adoptar para instutirse en garante de que se está en presencia de algo concreto aprehensible como “conocimiento o saber” (acumulable, transmisible, demostrable) que se ejerce como una contabilidad de lo literario. Se constituye así a la crítica en un espacio de poder determinado, que anula muchas veces, y en el mismo movimiento, su posibilidad de ser crítica, sobre todo crítica de sí misma, y se transforma en una metodología a priori de los estudios literarios[5]. El trabajo indaga acerca de los distintos modelos críticos aplicados en diferentes momentos en la institución académica y sus consecuencias metodológicas, políticas e ideológicas. [1] Varietés III. Paris, Gallimard, 1936. Citado por Grupo Mu. Retórica General. Barcelona, Paidós, 1987. [2] Jakobson, Roman. “’Les chats’ de Charles Baudelaire”. En : Ensayos de poética. México, FCE, 1977.  También Riffaterre tiene un artículo dedicado al análisis de este poema. Riffatterre, Michel. Essais de stylistique. [3] Como lo han hecho notar Jacques Derrida (“El fin del libro y el comienzo de la escritura”, En: Derrida, Jacques.  (1998 ) De la gramatología. Buenos Aires: Siglo XXI.(1967)) y Gilles Deleuze (1976 ) (“¿En qué se reconoce el estructuralismo?”. En: Chatelet, Francois. (1976) Historia de la filosofía, t. IV, “La filosofía de las Ciencias Sociales”. Madrid: Espasa Calpe), entre otros. [4] Como queda claro a partir de las conceptualizaciones teóricas y los análisis institucionales de Pierre Bourdieu. [5] A este respecto, en un artículo que, cifrado en una discusión metodológica reciente entre la elección de corpus de autor versus corpus de textos de autores diversos, y que se convierte en un análisis agudo de la institución crítica y de la crítica hegemónica, es decir académica, dice Jorge Panesi: “Lo que aquí está en juego es el parámetro dominante por el que la institución universitaria otorga a sus miembros la validación de un saber demostrado en investigaciones que se miden según el consenso más o menos mudable, más o menos estable en muchos de sus protocolos. El consenso que en la jerárquica institución universitaria tiene el privilegio de decidir qué tipo de saberes, de metodologías teóricas y críticas, y qué tipo de corpus  son los válidos académicamente, es el que impera en los "estamentos superiores", vale decir, entre aquellos que forman los jurados de un trabajo entendido como estrictamente profesional. O si se quiere, de estricta política académica. Porque, en el fondo, lo que aquí se discute es también la validez de trabajos de investigación emprendidos para defender una tesis doctoral”. Panesi, Jorge. "Discusión con varias voces: el cuerpo de la crítica", en AAVV. (2005) Boletín / 12. Del Centro de Estudios de Teoría y Crítica Literaria. Rosario: Facultad de Humanidades y Artes Universidad Nacional de Rosario. p. 132.