INVESTIGADORES
LOIS Carla Mariana
congresos y reuniones científicas
Título:
“Patagonia, tabula rasa. La cuestión toponímica y el diseño territorial en la cartografía de la Argentina moderna”
Autor/es:
CARLA LOIS
Lugar:
México DF
Reunión:
Simposio; II Simposio Iberoamericano de Historia de la Cartografía; 2008
Institución organizadora:
Universidad Nacional Autónoma de México – Instituto Mora
Resumen:
En las décadas centrales del siglo XIX, cartografías, manuales y descripciones geográficas elaborados por viajeros y profesionales extranjeros proporcionaron –tanto al público local como al europeo- las primeras imágenes de la geografía argentina. Gran parte de esos emprendimientos individuales y colectivos fueron apoyados y sostenidos por los gobiernos nacionales y, en algunos casos, sus responsables fueron contratados e incorporados en diferentes cuadros de la burocracia estatal. Pero hacia fines de siglo, en la coyuntura de un programa de modernización encarado por el gobierno, claramente orientado en la inserción de la Argentina en el sistema mundial, esas cartografías empezaron a ser objeto de múltiples críticas (tanto por falta de precisión de los mapas como por el origen extranjero de sus autores que explicaría gran parte de esos “errores” por la falta de compromiso de esos autores “con la causa nacional”). Al mismo tiempo, el ejército comenzó a levantar planos mientras avanzaba militarmente sobre los territorios indígenas que hasta entonces se encontraban bajo dominio indígena, especialmente tras las grandes campañas al sur (1879) y al norte (1884). Además, las sociedades geográficas organizaban expediciones al Chaco y a la Patagonia, hacían mapas que se publicaban en sus boletines. En ese marco, los mapas oficiales consagraron un nuevo diseño territorial, en el que se incorporaron los territorios indígenas (conquistados o no): el Chaco, aunque había aparecido tempranamente en los mapas de las Provincias Unidas del Río de la Plata, empieza a ser representado con íconos e inscripciones que no dan cuenta de su situación real sino del futuro que se le prepara; la Patagonia, en cambio, fue anexada cartográficamente casi al mismo tiempo que se embistía militarmente contra las comunidades que allí habitaban. A diferencia del territorio indígena del Chaco (que ya en los primeros mapas de la Confederación formaba parte de la imagen cartográfica que representaba el conjunto del territorio del nuevo estado argentino), la inclusión de la Patagonia requería un cambio de escala del mapa general. Si bien este cambio de escala no beneficiaba la representación del resto (las provincias y las otras gobernaciones disminuían su participación relativa en el mapa general y, por tanto, se perdían detalles), esa nueva imagen era coherente con la política territorial y, por tanto, fue desde entonces la imagen impulsada por los proyectos cartográficos que siguieron. La incorporación de la Patagonia en el mapa de la Argentina tuvo varias etapas: primero ha aparecido como un cono en blanco, fuera de escala, más pequeño y al margen del resto del mapa de las Provincias Unidas del Río de la Plata (1853); luego se ha incorporado la silueta patagónica –con su interior también casi vacío- en el mapa llevado a la Exposición Internacional de Filadelfia (1876); y luego ha comenzado a rescribirse una historia nacional sobre ese espacio patagónico en blanco. La cuestión toponímica (es decir, los nombres de los lugres pero también los procesos de escritura y los modos de legitimación que estos tuvieron en el proceso de construcción de la cartografía oficial del Estado argentino) en la patagonia puede ser leída como huellas del proceso de formación territorial. Desde este enfoque, es particularmente relevante el hecho de que los mapas publicados bajo sello oficial en el siglo XIX muestran variaciones en el uso de la toponimia indígena: se han reproducido topónimos en lenguas indígenas, se han castellanizado otros y se ha llegado, incuso, a incluir una columna lateral al plano propiamente dicho donde se “traducen” cientos de vocablos al estilo de un diccionario. Estas variaciones, ¿se explican por enfoques o perspectivas relacionadas con la ciencia? ¿El uso de nombres indígenas estaba relacionado con los conocimientos etnográficos y geográficos sobre la Patagonia? Los mapas reconocidos como oficiales publicados en inglés, francés y alemán, ¿hacían el mismo uso de la toponimia indígena que los mapas realizados por el ejército nacional? Y finalmente, ¿las formas de utilizar toponimia indígena han respondido a una política lingüística sistemática? Estas son las preguntas que esta comunicación intentará responder.