INVESTIGADORES
CRAVINO Maria Cristina
capítulos de libros
Título:
toma y saqueo
Autor/es:
CRAVINO MARIA CRISTINA
Libro:
Pequeño diccionario del lexico corriente de la politica argentina
Editorial:
UNGS
Referencias:
Lugar: Los Polvorines; Año: 2013;
Resumen:
Saqueo La palabra saqueo proviene del verbo sacar. No obstante en el lenguaje coloquial se utiliza el verbo saquear y como aadjetivo saqueados. En el uso coloquial, el término saqueo tiene dos sentidos de connotación diferente. En primer lugar se utiliza como sinónimo de robo de grandes cantidades de mercadería o dinero a comercios, entidades financieras u instituciones públicas. El segundo sentido alude a una modlidad de acción colectiva caracterizada por la apropiación de alimentos y otras mercaderías de comercios minoristas o mayoristas. Mientras los primeros suceden en cualquier momento como todo delito, los saqueos como acción colectiva se dan en contextos de extrema necesidad y/o convulsión social y política, como por ejemplo en los años 1989 y 2001 en la Argentina. Nos ocuparemos de esta segunda connotación, que puede ser enmarcada en la tradición teórica de la historia social europea (Rudé, Thompson entre otros), que permite conceptuarlizarlos como disturbios por alimentos. El uso de la palabra saqueo como acción colectiva de apropiación de alimentos remite al año 1989, a partir de hechos acontecidos en las ciudades de Córdoba, Rosario y Buenos Aires en los meses de mayo y junio. Se dieron en un momento de hiperinflación (cerca del 1000% en el año), que llevaba a que el valor de dinero se erosionaba inclusive con el correr del día, mientras los salarios se evanecían. Un periodista reconstruye la resemantización del término, de robo a acción colectiva: “En el principio fue el verbo saquear, que de este lado de la frontera está relacionado con delincuencia, con hordas y con gente de una raza diferente. Lo usan, por ejemplo, esos pequeños comerciantes que en minutos vieron arruinados años de esfuerzos. ..En otro escalón el verbo saquear es reiterado por los grandes comerciantes, la policía, los militares, los políticos, y hasta los izquierdistas. Algunos lo repudian, otros lo justifican” (Página 12, 4 de junio de 1989). Varios autores (Cámpora, Neufeld y Cravino y Auyero) analizando los saqueos de 1989 o 2001 los caracterizaban como un episodio sociopolítico recortado temporo espacialmente, pero que implica la condensación de situaciones de un contexto social, político y económico que lo trasciende. Por esta razón algunos autores se refeiren a “drama social”. También consideran que fueron más que un episodio fugaz, por el contrario fueron el comienzo de la construcción de tramas organizativas barriales tendientes a la resolución de la vida cotidiana, esto es, dierno origen a muchos de los comedores y guarderías barriales actuales En el año 2001 en un contexto de altas tasas de desocupación que superaban el 20%, los sectores populares no contaban con ingresos suficientes para obtener alimentos para la vida cotidiana, los saqueos acaecieron entre el 14 y 22 de diciembre en 11 provincias argentinas y sucedieron en el marco de otro tipo de protestas que llevaron a la caída del gobierno de Fernando De La Rua. En particular fueron objeto de saqueos hipermercados de capitales extranjeros y comercios minoritas de propietarios de origen oriental. Por lo general, los pequeños comercios barriales fueron evitados. Es decir, hubo una direccionalidad de las acciones. “Mediodía. Sensación térmica: 30 grados. Pero había algo que sofocaba más que el calor brumoso de diciembre. Era un rumor candente: 13.00, estallido social. 13.05 un grupo de encapuchados daba el grito de avanzada. Y Moreno se convertía en tierra arrasada. Una turba desaforada corría por la hirviente capa asfáltica de la ruta 23. Tiraba piedras. Primero entró en un supermercado. Luego, en un frigorífico y en una carnicería y en una pizzería y en otro supermercado... Y otro y otro Los comerciantes cargaban escopetas y armas cortas con municiones de guerra, dispuestos a resistir o repeler el ataque.Las imágenes del saqueo se repetían a lo largo de la jornada en todo el Gran Buenos Aires. En todo el país.A cinco años de aquellos sucesos -que culminaron con 289 saqueos y 18 muertos-, protagonistas directos de aquella historia volverán a situarse imaginariamente en aquel tórrido diciembre, en el conurbano bonaerense, para intentar explicar la violencia colectiva que precedió a la renuncia del ex presidente, Fernando De la Rúa."Estoy seguro: hubo gente que generó los saqueos de modo deliberado", dice el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Felipe Solá, al recordar aquel 19 de diciembre de 2001, bajo otro sol abrasador de primavera. Pero cuando se le pregunta si cree que los desmanes contaron con el aval del entonces senador por Buenos Aires, como muchas veces se murmura, Solá no deja lugar a dudas: "Yo no creo que Duhalde haya movido un dedo para generar caos".De todos modos, sobre la teoría del complot -que llevó a De la Rúa a iniciar una causa judicial- el entonces vicegobernador sugiere pero no confirma: "En algunos casos se vio gente semiuniformada circular con jeeps y walkie talkies, pero nunca se comprobó", afirma” (La Nación, 17-12-2001) Podemos señalar que, además, en el 2001 muchos de los objetos saqueados fueron canalizados rápidamente a las redes de trueque que se habían extendido en los años previos en todo el Conurbano (e inclusive en la Capital Federal) y otros lugares del país. También, al igual que en 1989 fueron llevados a comedores comunitarios. En este año también eran frecuentes los cacerolazos y las asambleas barriales (ver otras secciones de este diccionario), modalidades de protesta protagonizada por la clase media (mayoritariamente en la Ciudad de Buenos Aires). Al igual que en 1989 se generaron rumores de ataques de hordas de barrios humildes a muchos barrios de la ciudad, aunque en el 2001 se incluyeron los barrios cerrados. La situación en un amplio sector del conurbano bonaerense, anoche, era dramática. Mientras los vecinos se atrincheraban en sus casas y se pertrechaban para defender sus propiedades, ante las insistentes versiones de que centenares de personas que circulaban en camiones y colectivos bajaban de sus vehículos para saquear viviendas particulares en las localidades de Villa Insuperable, Gregorio de Laferrére, Martín Rodríguez, Ciudad Evita y en el barrio Odisa de Lomas de Zamora, entre otras. La información, sin embargo, fue negada y desmentida por fuentes del Ministerio de Seguridad provincial. "Son acciones psicológicas para crear pánico y confusión", dijeron ante una consulta de LA NACION.” (La Nación, 21-12-2001) Los saqueos de 1989 fueron atribuidos por funcionarios públicos a activistas de izquierda, mientras que medios de comunicación en el 2001 Hacían referencias a un “entramado político” que apuntaba directamente a algunos sectores del Partido Justicialista. Esto dio lugar a que algunos autores se ocuparan de “una zona gris”, es decir un área de relaciones clandestinas entre la política partidaria y la violencia extraordinaria (Auyero). “punteros políticos incitaron a la gente a pedir alimentos. Cuando llegaban a los comercios, grupos de personas que cobraron hasta $ 100.- por esa tarea rompían las persianas. Muchos objetivos se conocían desde un día antes”. (Clarín, 19-5-2002) En el primer episodio no hay un registro oficial de muertos y en el segundo se contabilizan 9 fallecidos en el Conurbano Bonaerense y 29 en todo el país.. Bibliografía para ampliar: Auyero, J. (2007) La zona gris. Violencia colectva y política partidaria en la Argentina contemporánea, Buenos Aires: Editorial Siglo XXI. Neufeld, M.R. – Cravino, M.C. (2008) “Entre la hiperinflación y la devaluación: “saqueos” y ollas populares en la memoria y trama organizativa de los sectores populares del Gran Buenos Aires (1989-2001 En: Cravino, M.C. (ed.) Resistiendo en el barrio, Los Polvorines: Universidad de General Sarmiento. Cámpora, E (1999) “Una mirada antropológica hacia “los saqueos” (diez años despues) En: Aguirre, et. Al A diez años de los saqueos en Rosario – crisis social, medios y violencia, Rosario: CECYT, CEHO, UNR, Toma En el lenguaje coloquial toma es signfica la ocupación de un espacio. Proviene del verbo tomar (apropiarse). Puede tener diversas acepciones, fundamentalmente tres: a) forma de protesta permanenciendo en un edificio público; b) modalidad colectiva de reactivar un espacio productivo vaciado o cerrado por sus propietarios; c) como forma de autourbanizar un espacio vacante de la ciudad. La primera, se trata de ocupar un edificio público como forma de protesta, es decir como una modalidad de un repertorio de aacción colectiva. Un ejemplo de esta son las tomas de colegios, que se vienen desarrollando particularmente en la Ciudad de Buenos Aires desde el año 2008, con la asunción en el año 2007 como Jefe de Gobierno Mauricio Macri y desde más años atrás en los colegios universitarios dependientes de la UBA (Carlos Pellegrini y Nacional Buenos Aires). Los motivos de los reclamos van desde el no recorte a las becas en colegios secundarios, las mejoras edificias, el rechazo a nuevas autoridades, el no cierre de cursos o contra a modificaciones a planes de estudios, entre otros. La permanencia en el lugar se considera transitoria, hasta que se logre el objetivo planteado. En este caso los que ocupan son estudiantes organizados por medio de centros de estudiantes o federaciones de estudiantes. Por lo general, el inicio o continuidad de la protesta se decide por medio de asambleas,donde los particpantes votan a mano alzada. “Ya son 18 las escuelas tomadas en la Ciudad. La protesta, que comenzó hace ocho días, es en rechazo de los cambios propuestos por el gobierno porteño para las escuelas técnicas y en reclamo de participación de los estudiantes en esas medidas (Clarin, 25-9-2012)”. “ El ministro de Educación, Alberto Sileoni, volvió a referirse otra vez ayer a las tomas de colegios: “No aliento las tomas, pero disiento con aquellos que las ven como un delito”, afirmó. El martes había dicho que este tipo de medidas “en algunos casos son necesarias” .Anteayer, Sileoni había justificado las tomas de colegios en los casos en que el diálogo se agota. (Clarin, 26-7-2012) Existen dos modaliddes: ocupaciones de colegios: las que permiten el dictado de clases y otras en las que no se permite la entrada de autoridades y docentes. Diversos actores bregan por penalizar estas formas de protesta. “El abogado penalista y ex juez Eduardo Gerome contrarió al ministro al señalar que “la toma de un colegio resulta delictual porque los que así proceden impiden por la fuerza que otras personas con derecho a concurrir lo puedan hacer o, al menos, están turbando esa posibilidad. Eso imposibilita el dictado de clases y la asistencia de los docentes. Claramente constituye el delito de usurpación, previsto en el artículo 181 del Código Penal” “ (Clarin, 26-7-2012) También existen numerosos casos de ocupaciones de reparticiones públicas, tales como ministerios, institutos de vivienda o facultades, a partir de diverssas demandas y actores que los llevan adelante. El movimiento piquetero (ver piquete en este diccionario) a fines de la década del 90 y a comienzo del 2000 efectuó diversas tomas a ministerios o edificios de empresas de servicios públicos urbanos. En una segunda acepción alude a ocupar un espacio productivo para mantener las actividades económicas que allí se realizan. Como ejemplo de ello, se pueden mencionar la ocupación de fábricas o empresas, lo que suele denominarse en el lenguaje coloquial como “fàbricas o empresas recuperadas”. Aunque existen antecedentes desde fines de la década de 1950, las ocupaciones se desarrollaron desde mediados de los años 90 hasta comienzos del 2000 en toda la Argentina, pero con mayor presencia en el Área Metropolitana de Buenos Aires. Estas experiencias llegaron a conformar espacios federativos (Movimiento Nacional de Fabricas recuperadas y al Movimiento Nacional de empresas recuperadas), aunque algunas experiencias no tienen filiacion. Debe tenerse en cuenta que surgieron en el contexto de fuerte crisis socioeconómica de la Argentina, cuando también existieron otras formas de movilización de trabajadores desocupados, tal como los diferentes movimientos piqueteros. Algunas de las ocupaciones de fábricas fueron pensadas como una acción coyuntural defensiva, es decir como una estrategia para conservar los puestos de trabajo. Pero luego la “recuperación” comenzó a visutalizarse como una “alternativa” frente al cierre, quiebre o incumplimiento de los contratos de trabajo. En este proceso los miembros de las empresas recuperadas generaron formas organizativas autogestivas, tomaron el control de la producción, y decidiendo colectivamente las acciones a seguir, en particular por medio de asambleas. Con el tiempo se fueron acercando a lógica de trabajo sin patrón y desarrollaron una ideología contraria a la producción capitalista y asociada a la llamada economia social y solidaria. En algunos casos se buscaba la estatización de las empresas. Algunos propietarios iniciaron acciones jurídicas para volver a la posesión de las empresas, con distinta suerte. Por lo tanto, también en muchos casos implicó acciones de resistencia al desalojo, junto a articulaciones con otros movimientos sociales y de derechos humanos. Muchas de ellas permanecen bajo diferentes formas jurídicas, siendo predominante la forma cooperativa, tales como la textil Bruckman, la metalúrgica IMPA, el Hotel Bauen, Frigorífico Yaguané, Gráfica Chilavert o Cerámica Zanón, entre otras. Existe abundante producción cientifica sobre el tema, pasando entonces el término del lenguaje coloquial a una categoría analítica del campo académico. Una tercera acepción se refiere a la ocupación de predios urbanos, por lo general suelo vacante (aunque existen casos de fábricas o edificios vacíos). La ocupación de suelo urbano suele llamarse “tomas de tierras” o “asentamientos” y comenzaron en 1981 en el Gran Buenos Aires, ante un cambio abrupto en las condiciones de vida provocado por la última dictadura militar. Se distinguen por: a) sus trazados urbanos son similares el amanzamiento habitual de los loteos comercializados en el mercado de tierras, mimetizando su trazado al del tejido circundante. Se reservaron espacios para escuelas, centro de salud, plazas, canchas de fútbol, edificios comunitarios, etc.; b) fueron en general decididas y organizadas colectivamente, con una estrategia previa (obtención de datos catastrales, conformación de un grupo que iniciará la toma, búsqueda de apoyo de organizaciones cercanas, etc.).; c) en su mayoría ubicados sobre tierra privada que fuera vacante, sólo algunas en tierras fiscales. Se trataba de terrenos que por lo general eran basurales, pajonales, o inundables, por lo que los dueños no tenían un interés o posibilidad en explotarlo económicamente o sufrían restricciones normativas para esto o estaban en manos del Estado (en sus diferentes niveles).; d) Los pobladores seguidamente a la invasión del terreno buscaron mediar con el Estado su “legitimación”, reivindicando la oportunidad de pagarlo y ser propietarios.; e) sus viviendas presentaron una evolución desde simples “taperas” a construcciones firmes, dependiendo sus características de las capacidades y recursos de quienes la habitan, f) Los servicios públicos urbanos en el comienzo fueron provistos de forma clandestina hasta que las empresas públicas o privadas realizaron la regularización o provyeron de servicios de los que se carecía. Estas ocupaciones, desde el punto de vista de los pobladores se los percibe no como una resolución habitacional transitoria, sino como una mejora a corto y mediano plazo y acceso permanente a la ciudad. Por lo tanto la forma resultante, facilita a diferencia de las villas, su futura regularización (objetivo buscado por sus ocupantes), ya que no supone un reordenamiento urbano profundo, sino un pro¬ceso de carácter social, polí¬tico y jurídico que lega¬lice la situación existente. Este carácter se constituye como uno de sus ejes distinti¬vos, respecto a otro tipo de ocupaciones. En el discurso de los pobladores aparece clara y reiteradamente la idea de “no hacer una villa”, lo que facilitaría (en teoría) a su vez las relaciones con el entorno y lograr con menores dificultades la titularidad de la tierra. Se quería evitar quedar adscriptos a las estigmatizaciones que traen aparejadas el término “villa”, aunque esto no siempre se lograra. Las tomas de tierras continuaron en el tiempo hasta la actualidad como modaliidad de acceso al suelo urbano. Las denominaciones “tomas” o “asentamientos” surgieron de los mismos pobladores pero pasaron a ser una categoría analítica en el campo de las Ciencias Sociales. Bibliografía para ampliar: Sobre toma de fábricas: Fajn, G (coord) (2003) Fábricas y empresas recuperadas. Protesta social, autogestión y ruptura en la subjetividad, Buenos Aires: Centro Cultural de la Cooperación. Magnani, E (2003) El cambio silencioso. Empresas y fábricas recuperadas por trabajadores en la Argentina, Buenos Aires: Prometeo. Sobre toma de tierras: Cravino, M.C (2008) (org) Los mil barrios (in)informales del Área Metropolitana de Buenos Aires, Los Polvorines: Universidad Nacional de General Sarmiento. Cravino, M.C. (2009) “Relaciones entre el mercado inmobiliario informal y las redes sociales en asentamientos consolidados del Área Metropolitana de Buenos Aires” (2009) En: Pirez, Pedro (comp.) Buenos Aires, Quito: OLACCHI. Colección Ciudades Merklen, D (1991) Asentamientos en La Matanza. La terquedad de lo nuestro, Buenos Aires: Catálogos Editora.