UFYMA   27844
UNIDAD DE FITOPATOLOGIA Y MODELIZACION AGRICOLA
Unidad Ejecutora - UE
artículos
Título:
Entorchamiento del arroz en Argentina
Autor/es:
GIMÉNEZ PECCI, M. P.; GUTIÉRREZ, SUSANA A.
Revista:
Proyecto Arroz
Editorial:
INTA
Referencias:
Lugar: Corrientes; Año: 2020 vol. 28 p. 125 - 127
ISSN:
2618-4656
Resumen:
En los años 1985 y 1995 Mazzanti de Castañón observó síntomas de infección viral en cultivos de arroz de la provincia de Corrientes (Maurino et al., 2018b), problemática que volvió a ser notable en 2008/09, 2011/12 y 2016/17 y 2017/18, detectándose en 2018 el primer virus en arroz en Argentina, Rice stripe necrosis virus (RSNV) causal del entorchamiento (Maurino et al.) y a su vector, el protista Polymyxa graminis (Cúndom et al.). Virus y vector se registraron en Corrientes y Santa Fe, dos de las tres principales provincias arroceras del país. La enfermedad fue reportada por primera vez en África occidental (Louvel y Bidaux, 1977), en 1991 se observó en el Continente Americano, en Colombia (Morales et al, 1999) y en 2001/02 en Brasil, en el estado de Rio Grande do Sul (Maciel, 2006), vecino a la zona arrocera de Argentina. El entorchamiento se caracteriza por presentar diferentes síntomas en la planta de arroz; en el estadio de macollaje se observan láminas foliares de color verde más intenso, enrolladas o en zig-zag, arrugadas, con bordes aserrados, nervaduras engrosadas, asimétricas, o con bandas amarillas dispersas que evolucionan a necrosis; los macollos se presentan arqueados, muy abiertos entre ellos, o deformados. Los síntomas pueden evolucionar a necrosis. Algunas plantas necrosadas rebrotan posteriormente, desarrollando macollos deformados, retorcidos formando un tirabuzón, acompañados con láminas foliares sintomáticas. Panojas vanas compactas, totalmente deformadas. En ataques intensos, las plantas mueren y no se recuperan. La expresión de estos síntomas está condicionada a diferentes factores, tales como la susceptibilidad de cada genotipo (variedades, líneas experimentales e híbridos de arroz), estadio del cultivo, condiciones ambientales y algunos aspectos de manejo del cultivo tal como fechas de siembra, inicio del riego o inundación del cultivo, fertilización, y laboreo previo del suelo antes de la siembra, entre otros. La detección de P. graminis se puede realizar mediante la observación de cortes histológicos de raíces de plantas sintomáticas, previo lavado con abundante agua de canilla y posterior coloración con fuccina o azul de algodón. Bajo microscopio óptico, se observan sus estructuras denominadas cistosoros (Cúndom et al., 2018). Considerando que el vector es un organismo biótrofo asociado a raíces de plantas, no patógeno, que puede sobrevivir en el suelo mediante sus estructuras de reposo, se realizaron estudios de transmisión del virus en condiciones de laboratorio (18-25C) e invernáculo (a 20-27ºC), mediante la siembra de semillas de arroz de variedades susceptibles (IC 107, SC121CL, Taim, RP2) en macetas con suelo procedente de zonas infectadas con presencia de la enfermedad. Los síntomas en el estadio de plántulas fueron observados de 20 a 30 días después, en otras plantas los síntomas se expresaron más tardíamente, en estadio de macollaje y con diferentes tipos de síntomas, dependiendo de la susceptibilidad de la variedad. Estas evaluaciones demostraron que el vector está presente en los suelos arroceros de Corrientes y Santa Fe y puede ser dispersado por implementos que llevan tierra y por corrientes de agua. La gran mayoría de los cultivos de arroz en las provincias mencionadas se riegan con agua de ríos cuyas cuencas comprenden áreas arroceras en donde se ha determinado la presencia del entorchamiento (Río Grande do Sul en Brasil, Berón de Astrada y San Javier en Argentina (Maurino et al, 2018a, b) o represas que se completan con agua de escurrimiento superficial con conexión frecuente con tales cuencas (Currie, H. com. pers). Los estudios realizados por Morales et al (1999) y por Fauquet et al (1988) no pudieron comprobar transmisión por semilla. Morales et al (1999) atribuyen la relativamente rápida diseminación de la enfermedad registrada en Colombia al uso de maquinaria agrícola compartida entre diferentes productores y propone como estrategia de manejo el desarrollo de cultivares resistentes en la que Louvel y Bidaux (1977) habían sugerido algún avance. Debido a que la erradicación del vector es prácticamente imposible una vez que ha invadido un suelo, el primer paso en regiones en las que la enfermedad no se ha presentado es la exclusión, prestando atención a la semilla como posible fuente por contaminación con partículas de tierra proveniente de regiones afectadas y al agua de riego y sus fuentes (lagunas, ríos) (Morales et al, 1999). Otro aspecto a considerar es que en algunas oportunidades la enfermedad puede pasar desapercibida durante el desarrollo del cultivo, probablemente cuando los ataques fueron leves, o las condiciones no fueron predisponentes para la manifestación de los síntomas característicos. En evaluaciones de transmisión realizadas en invernadero, durante el inicio y mediados de otoño, se observó que la sintomatología fue más evidente a medida que disminuye la temperatura y la luminosidad, no importando la edad de las plantas. De igual manera, similares observaciones se registraron a campo, comprobándose que en siembras tempranas de primavera, las plantas pequeñas pueden manifestar algunos síntomas, pero a medida que van desarrollándose, puede disminuir la presencia de plantas sintomáticas, quizás por las condiciones de días más largos y cálidos de verano. Asimismo, también en condiciones de campo, pueden detectarse macollos que rebrotan de restos de plantas cosechadas, motivo por el cual es necesario revisar el cultivo en las etapas finales o luego de retirar el agua de riego. Estas apreciaciones indican la importancia de monitorear los lotes y realizar muestreos de suelo para identificar la presencia del vector. Actualmente se están realizando estudios serológicos y moleculares para conocer la dispersión de virus y morfológicos para detectar al vector en la principal área arrocera del país y en posibles hospedantes alternativos; así como estudios de incidencia en los principales cultivares comerciales, debido a la necesidad de conocer la epidemiología de la enfermedad para desarrollar estrategias de manejo integrado.