Un Grafiti contra Gregorio Magno. Alcances y limitaciones del poder de la sede romana en los albores del siglo VII

RODRIGO LAHAM COHEN

Nuevas aproximaciones al Mundo Grecolatino (2 vols.)

Rhesis

Lugar: Buenos Aires; Año: 2013; p. 244 - 253

Gregorio Magno, obispo de Roma entre los años 590 y 604 ha sido considerado por diversas vertientes historiográficas como un hombre que logró restaurar el prestigio de la sede romana e hizo valer la autoridad de su primado. La caracterización es, en principio, adecuada. A lo largo de las más de ochocientas cincuenta misivas compiladas en el Registrum epistularum, queda en evidencia que Gregorio no sólo interactuó con el Emperador romano de Oriente sino que también intentó imponer sus políticas en los reinos de Europa occidental. La evangelización de Britania es otra muestra de la capacidad gregoriana de desarrollar e implementar políticas más allá de la Península Itálica. Ahora bien, un análisis pormenorizado del epistolario manifiesta de modo claro las limitaciones al momento de establecer políticas concretas. Así, hallamos a un obispo que en gran cantidad de ocasiones debe limitarse a la simple exhortación o la amenaza espiritual. Encontramos, a cada paso, los obstáculos que imponen los entramados de poder local. Gregorio amonesta, exige, opera; los obispos y gobernantes de cada espacio, deciden. Las sinagogas de Palermo, expropiadas por el obispo local deben ser devueltas a los judíos, dice Gregorio. Cuatro meses después vuelve a escribir aportando una nueva solución dado que, contra su voluntad, las casas de culto judías habían sido convertidas en iglesias y ya no podían ser restituidas. Este ejemplo es sólo uno de aquellos en los que observamos como algunas misivas confirman que lo exigido por Gregorio en comunicaciones previas había sido abiertamente desoído. El título de este breve trabajo, más allá de lo anecdótico, presenta con claridad algunos de los sentimientos que generaba la acción del obispo de Roma en ámbitos que excedían la propia urbs aeterna. Así, el obispo de Roma denuncia en carta pública que la ciudad de Rávena había amanecido con un grafiti que lo acusaba por las tratativas de paz que llevaba a cabo con los longobardos. Intentaremos, mediante estos ejemplos y otros más significativos, poner de manifiesto que si bien Gregorio Magno dio un decidido impulso a la sede romana, su campo de acción efectivo continúo siendo limitado.