INVESTIGADORES
NEYRA Andrea Vanina
congresos y reuniones científicas
Título:
Ilusiones y enseñanzas diabólicas: algunas pistas sobre la interpretación de las supersticiones en el cristianismo altomedieval
Autor/es:
NEYRA, ANDREA VANINA
Lugar:
Buenos Aires
Reunión:
Jornada; IV Jornadas de Reflexión Monstruos y Monstruosidades; 2010
Institución organizadora:
IIEGE, Facultad de Filosofía y Letras, UBA
Resumen:
st1:*{behavior:url(#ieooui) } El Corrector sive medicus del obispo Burchard von Worms es un texto a través del cual es posible reconocer la mirada y la postura del compilador frente a uno de los fenómenos contra los que luchaba el cristianismo altomedieval: las supersticiones. Éstas entraban dentro de la esfera de acción del diablo, monstruo por antonomasia, fuente de pesadillas y temores, incitador de acciones monstruosas.  El mencionado Corrector -o Liber XIX De poenitentia- forma parte de la colección llamada Decretum, que fue redactada a comienzos del siglo XI. Contiene una serie de preguntas penitenciales que debían servir de guía a los confesores para tratar los pecados confesados por los feligreses y otorgarles una penitencia tasada adecuada a la gravedad de las faltas cometidas. En estas interrogaciones aparecen términos relacionados con la figura del diablo que adjetivan ciertas creencias y prácticas. A la vez, el mismo Satanás hace su aparición en algunas ocasiones. Ahora bien, se trata sobre todo de un personaje que actúa como instigador, persuasor, un maestro en las artes supersticiosas que transmite sus conocimientos. No se encuentra en el texto ninguna mención acerca de sus aspectos físicos, sino que aparece como una figura difusa, en cierto sentido, sutil. Siendo éstas sus particularidades principales, su presencia se evidencia de manera indirecta a través de la acción y la instigación. Sin embargo, la Vita Burchardi ofrece un episodio en el que el mismo obispo wormaciense se enfrenta al demonio de forma directa, ya que éste hace su aparición de manera premonitoria en los jardines catedralicios para advertir sobre los obstáculos que debe enfrentar al encarar el ejercicio episcopal y luego desaparecer.   La propuesta de este trabajo es analizar estas formas de intervención del ángel caído, puesto que la interpretación de las mismas hecha por los eclesiásticos medievales originó una determinada concepción del grado de pecaminosidad de las supersticiones. De acuerdo con esto, las creencias y prácticas supersticiosas eran ilusiones demoníacas que algunos espíritus débiles e incrédulos tendían a perpetuar. La lucha por erradicarlas de la comunidad cristiana y, de este modo, contribuir a la profundización de la cristianización, incluía tanto su sanción a través de cánones conciliares y penitencias, como su desprestigio, su descrédito. Como consecuencia de ello, las penas correspondientes suelen ser menores -en términos comparativos- que las prescritas para otras faltas. No obstante, y pese a las consideraciones de Burchard sobre la tontería de aquellos que caían bajo los influjos del diablo y reproducían supersticiones antiguas, éstas recibían castigos más prolongados y más severos cuando, de alguna manera, podían implicar el perjuicio a terceros -tal el caso de la provocación de  abortos o enfermedades. Las ilusiones, en dichos casos, perdían una cuota de liviandad para cobrar características más preocupantes a los ojos del clero medieval.