INVESTIGADORES
AIZICZON Fernando Cristian
capítulos de libros
Título:
La venganza será terrible
y tendrá cara de revuelta
Autor/es:
AIZICZON, FERNANDO
Libro:
Colectiva Feminista La Revuelta. Una bio-genealogía
Editorial:
Herramienta
Referencias:
Lugar: CABA; Año: 2011; p. 1 - 12
Resumen:
Busco una vez más en Youtube Carlos Fuentealba. Es muy
difícil volver a ver esos videos. Algo duele, y mucho. ¿Es Carlos, es la
injusticia, es la impunidad policial, es la lucha, es la Patagonia, es la
soledad, es la impotencia, es el tiempo? ¿Qué es lo que duele? Duele la muerte.
Duelo un duelo que no termina. Un duelo doloroso, sin palabras que lo puedan
conjurar. Un duelo impensable que arrastra la temporalidad hacia acá y hacia allá.
Acá es cualquier lugar en donde sea
posible involucrarse afectivamente a eso que pasó, pero allá es Neuquén; epicentro de lo sucedido. Como un terremoto,
sabemos en qué lugar ocurrió, pero las ondas expansivas corren una suerte muy
distinta. Alguien dijo: el cuerpo habla. Luego, el cuerpo dice, el cuerpo hace
Intentaré resumir lo que antes escribí. Ojalá, entonces, las palabras sirvan
nuevamente para lo que fueron hechas: para abrir la inconmensurable experiencia
de la vida.
Neuquén. Jueves 4 de abril. Año 2007. Carlos
Fuentealba, docente neuquino, recibe un balazo policial en su cabeza en
momentos de retirase junto a otros docentes de una feroz represión que buscaba
desalojar de la ruta a los maestros en huelga. Carlos muere. De inmediato, en
los días subsiguientes, una vertiginosa onda expansiva recoge y relanza esa
tragedia que traspasa barreras geográficas, y llegan mensajes de texto por
celular (las tizas no se manchan con
sangre), y llueven lágrimas, y llueven asombros (¿dispararon a un
docente?, ¿cómo es que murió?, ¿murió?), y llueven broncas, y llueven preguntas.
El lunes 8 de abril, un lunes inolvidable, 30000 personas marchaban por las
calles de Neuquén. Y habla Sandra, la compañera de Carlos asesinado. Alguien
escribe desde lejos: Otra muerte, tuya,
nuestra. Nunca sabremos qué hacer con cada muerte nuestra.[1] Junto al dolor, la
perplejidad: ¿qué hacer?, o peor aún: ¿se puede hacer algo?, ¿quién y cómo lo
puede hacer? Demasiadas preguntas.
Resulta entonces que un colectivo
feminista, o para ser fieles a ellas, La Colectiva Feminista
La Revuelta
decidió encarar la acción. Y fue el único modo de acción que pudo existir y que
logró instalar una suspensión, un impasse, o una ruptura sobre semejante estado
de cosas. Ya veremos los detalles y el porqué esto pudo ocurrir; pero por el
momento quiero compartirles lo siguiente: si la estética en acción, o la acción
estetizada, o si la política puede ser leída en clave de performance, o si la
performance es una manera de ejercer política, vale entonces intentarla así. Porque
hablar (y actuar) desde el concepto de perfomance
implica una manera de pensar las prácticas sociales y su relativa autonomía de
la cadena explicativa que se les suele atribuir. Un evento y su lógica
inscripta en otro horizonte de sentidos, sentidos que por momentos juegan a
liberarse de lo previsible, de lo pensable, y quizá, de lo representable. Esta
deriva de lo no predecible (digo esto en referencia al mundo de las prácticas
sindicales docentes) ocurre porque existen otros sentidos latentes que emergen
cuando el espacio social se torna permeable a su aparición, o más receptivo a
otros modos de actuar. La performance como acto de intervención
política se distingue por privilegiar algo que semeja estar actuado, o mejor,
sobrerepresentado en relación a lo esperable. Tiene su efecto porque exacerba
de algún modo lo real, y sucede porque hay cierta receptividad a tal (sobre) representación.
La performance es tal cuando irrumpe
inesperadamente -y con cierta espectacularidad- sobre lo cotidiano, por sobre
las formas de lucha y resistencia cotidiana.
[1] Fragmento de un poema escrito por Luis
Menéndez y que circuló entonces por Internet.