INVESTIGADORES
ALONSO Juan Pedro
congresos y reuniones científicas
Título:
Vivir con VIH y/o con hepatitis C: perspectivas de los profesionales de la salud
Autor/es:
JUAN PEDRO ALONSO; PATRICIA MAULEN; GABRIELA WALD
Lugar:
Buenos Aires
Reunión:
Jornada; 2º Jornadas de Jóvenes Investigadores del Instituto de Investigaciones Gino Germani; 2003
Institución organizadora:
Instituto de Investigaciones Gino Germani, Facultad de Ciencias Sociales, UBA
Resumen:
En este artículo se analizan algunos de los ejes de la investigación en curso sobre la vida cotidiana de personas que viven con VIH/sida y/o con hepatitis C desde la perspectiva de los profesionales de la salud.  En lo que se refiere a la gestión de la información sobre la enfermedad,  se analizó el  secreto o  publicidad de temas sensibles como la hepatitis C, el HIV, el consumo de drogas o las prácticas homosexuales por parte de los pacientes desde la percepción de los profesionales de la salud. En muchos casos los coinfectados “ocultan” la seropositividad a través de la hepatitis C, enfermedad sobre la que existe muy poco conocimiento, y que no tiene la carga social del VIH.  La cautela de los profesionales para abordar el uso de drogas y las prácticas sexuales (principalmente de hombres que tienen sexo con hombres) demuestra menos un respeto por sus vidas privadas que una incomodidad manifiesta para abordar ciertos temas. Respecto las imágenes y percepciones de los profesionales de la salud -la de sus colegas y las propias- sobre pacientes con VIH/sida y/o hepatitis C, los profesionales del área de salud no presentan actitudes discriminatorias o estigmatizan a quienes viven con uno u otro virus per se, sino que la diferente valoración de los pacientes se establece entre quienes ejercerían prácticas consideradas riesgosas (consumo de drogas), quienes se reconocen diferentes en su identidad sexual (gays, travestis) y aquellos pacientes que no están vinculados a ninguna de estas prácticas.    Aparece así una escala valorativa en la cual los usuarios de drogas –y particularmente de drogas inyectables- son los más estigmatizados, seguidos por las travestis, luego por los hombres que tienen sexo con hombres, quedando en el otro extremo de dicha escala aquellos pacientes heterosexuales que no consumen drogas y que pueden haber contraído el VIH o la hepatitis C por vía sexual o por transfusiones de sangre, lo que los convierte en “inocentes” frente a aquellos otros pacientes “culpables”. Estas características delinean la construcción de “buenos” y  “malos” pacientes, en que además de estas prácticas, el acento está puesto en la medida en que los pacientes responden a las normas y a la autoridad de los profesionales.  Por último, se puede concluir que la baja carga social de la hepatitis C que los profesionales de la salud señalan da cuenta de la desinformación que existe en la sociedad sobre esta enfermedad. Esto demuestra que, a pesar de su elevada prevalencia, existe no sólo una invisibilidad de la hepatitis C en tanto enfermedad sino que esta invisibilidad no es tomada en cuenta,  generando un doble movimiento por medio del cual de la hepatitis C no se habla y este silencio no es visualizado como problemático.