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Los Bosques Montanos de la Cordillera de los Andes son ecosistemas frágiles que albergan una diversidad biológica excepcional y proveen servicios ecológicos que sustentan la vida de millones de personas (e.g., agua, protección del suelo, almacenamiento de carbono). Dichos ecosistemas se encuentran seriamente amenazados a lo largo de toda su distribución, como consecuencia de cambios en el uso de la tierra, particularmente por la conversión de extensas áreas de bosques nativos a pastos para ganadería y la expansión de monocultivos como la soya o la caña. Adicionalmente, los acelerados cambios en el clima constituyen una nueva fuente de presión que podría tener consecuencias muy graves en la integridad de estos ecosistemas. Las consecuencias que los cambios antes mencionados provocan son aún poco conocidas. Por lo tanto, entender cómo actúan y afectan a estos ecosistemas y a las comunidades bióticas, es el primer paso para delinear acciones que promuevan su conservación o restauración. Para llenar los vacíos de conocimiento existentes, es imprescindible utilizar metodologías sólidas, que permitan investigar la dinámica de estos ecosistemas a través de estudios integrales de larga duración (e.g., monitoreo). Para ello, es imprescindible la estandarización de protocolos de campo que permitan facilitar la síntesis de datos y hacer comparaciones efectivas entre distintos sitios de investigación a través del tiempo. Bajo estas consideraciones, y reconociendo la importancia que el monitoreo de bosques ha cobrado a nivel mundial y en particular entre los países de la región andina por el desarrollo de programas nacionales REDD y otros mecanismos de incentivos nacionales, presentamos el ?Protocolo extendido para el monitoreo de diversidad vegetal y carbono en bosques andinos?. El mismo provee las metodologías necesarias para estudiar a largo plazo la estructura y dinámica de los bosques andinos, teniendo en cuenta tanto especies arbóreas como otros elementos de la diversidad vegetal de los bosques, tales como: lianas, vegetación herbácea, dinámica de claros, determinación de grupos morfo-funcionales, bancos de carbono contenidos en la vegetación, entre otros. Para ello, se propone la instalación de sitios de investigación de larga duración en los que se establecen parcelas permanentes de monitoreo de una hectárea. El protocolo tiene como objetivos: a) promover el establecimiento de sitios de investigación a largo plazo (parcelas permanentes), b) potenciar la capacidad de detectar modificaciones relacionadas con cambios ambientales globales a través de la estandarización de metodologías y el manejo de datos, y c) fomentar la colaboración entre investigadores de la región andina. En este sentido, el protocolo ha sido desarrollado como una herramienta dirigida tanto a investigadores que se inician en temas de monitoreo de vegetación y carbono, como a técnicos forestales o de áreas afines de los programas nacionales o sub-nacionales de monitoreo de bosques. En él se han sistematizado y propuesto soluciones a las múltiples dificultades a las que el investigador se enfrenta durante el establecimiento de una parcela, el censo o medición de la parcela, o la curación y el manejo de la información generada. Resumen Ejecutivo 4 Este protocolo resume una exhaustiva revisión bibliográfica, que incluye los cuatro protocolos metodológicos más ampliamente utilizados para el establecimiento de parcelas permanentes forestales tropicales: 1) Tropical forest census plots: methods and results from Barro Colorado Island, Panama and a comparison with other plots, del Center for Tropical Forest Science (Condit 1998), 2) Field manual for plot establishment and re-measurement (Phillips y Baker 2002), 3) Métodos para estudios ecológicos a largo plazo - Establecimiento de parcelas permanentes en bosques de Colombia (Vallejo-Joyas et al. 2005), y 4) Tropical ecology assesment and monitoring (TEAM Network 2010). Además, cuenta con información generada a partir de la experiencia de campo de muchos investigadores que trabajan en bosques montanos de la región andina (e.g., investigadores del Instituto de Ecología Regional de la Universidad Nacional de Tucumán, que manejan un programa de monitoreo de vegetación con 25 parcelas permanentes en bosques andinos desde 1991). Asimismo, el documento ha sido puesto a consideración de 17 expertos en temas de monitoreo biológico de la región andina y de varios delegados de los programas nacionales forestales y/o de cambio climático de los países andinos, durante un taller organizado en la Secretaría General de la Comunidad Andina, en octubre de 2012. Considerando la gran cantidad de información propuesta, el protocolo fue organizado de manera modular, comprendiendo siete módulos: 1. Monitoreo de especies arbóreas 2. Monitoreo de lianas 3. Monitoreo de especies herbáceas 4. Monitoreo de claros de bosque 5. Caracterización de grupos funcionales de árboles 6. Monitoreo de bancos de carbono 7. Manejo de la información De los módulos propuestos, los seis primeros pueden ser implementados de manera independiente, en tanto que el séptimo provee las herramientas necesarias para manejar los datos colectados en los módulos previos. Adicionalmente, contiene una sección que aborda los lineamientos de propiedad intelectual y derechos de autoría en publicaciones. La estructura modular le otorga al protocolo un gran nivel de flexibilidad para su aplicación, permitiéndole al investigador tener en cuenta únicamente los aspectos relevantes para alcanzar sus objetivos de monitoreo. Al mismo tiempo, dicha estructura posibilita incrementar la complejidad del monitoreo a través del tiempo, en el caso de que no todos los mó- dulos puedan ser aplicados desde el establecimiento de una parcela permanente. Esperamos que esta publicación sea una herramienta útil para el desarrollo de las actividades de monitoreo de los bosques de montaña en los Andes y que, a través de su aplicación, se consolide una red de parcelas permanentes a lo largo de la Cordillera Andina que nos permita estudiar los impactos del cambio global en estos ecosistemas, con el propósito de delinear acciones efectivas de conservación basadas en conocimientos científicos.

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