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Los viajes de los gobernadores a los pueblos de campaña representaron una innovadora forma de intervención pública y política. Mientras traslucen nuevas formas de politización del mundo rural y una preocupación por la situación de sus habitantes, implicaron la presencia en el lugar de la máxima autoridad para llevar a cabo políticas destinadas a conocer de cerca los problemas locales, realzar la imagen del mandatario pero también la aplicación de diversas estrategias para garantizar la gobernabilidad. En un clima de crispación facciosa y de elecciones violentas, cabe mencionar la mediación, la negociación y la imposición como las principales vías para la resolución de conflictos. Las maniobras de negociación podrían reflejar el gradual inicio de una nueva aceptación del ?otro? político y la intención de la elite gobernante por desmontar la sociedad guerrera iniciada en el proceso independentista.