INVESTIGADORES
BAEZA Brigida Norma
congresos y reuniones científicas
Título:
“…para pedir la red de luz, agua, en la municipalidad este barrio no existe…”. Cotidianeidad de los migrantes bolivianos en “Cerro Solo” (Comodoro Rivadavia, Chubut)”.
Autor/es:
BRÍGIDA BAEZA
Lugar:
Buenos Aires
Reunión:
Otro; VIII Reunión de Antropología del Mercosur. “Diversidad y Poder en América Latina”.; 2009
Institución organizadora:
UNSAM. IDAES
Resumen:
En el caso particular de los migrantes bolivianos, el inicio del proceso migratorio se origina en la época del “boom petrolero” (1958-1963). Básicamente se trato de una migración de “hombres” para ocuparse en el trabajo petrolero. Una segunda etapa comenzó en la década del ´90, con la llegada de inmigrantes bolivianos que se emplean en las empresas pesqueras y de la construcción, así como también en la explotación petrolera. En particular, los migrantes bolivianos de la “segunda oleada” son los protagonistas de esta ponencia. De acuerdo a los datos relevados en el Censo Nacional de 2001 los bolivianos en Comodoro Rivadavia, ascendían a 333. producto de la extrema visibilidad de “lo boliviano” en Comodoro Rivadavia se crea el proyecto de un censo municipal orientado a identificar y cuantificar a los migrantes bolivianos, censo realizado entre fines del año 2007 y comienzos del actual y que derivó en un relevamiento por no alcanzar las características de tal. Los datos relevados por la Dirección de Investigación Territorial otorgaron la cifra de 941 migrantes bolivianos (en base a las familias que completaron la ficha censal) y una cifra estimativa de 1.828 bolivianos considerando los datos otorgados por la Dirección de Migraciones y aquellas familias identificadas pero que no fueron censadas. En el relevamiento municipal se pudo establecer que el estilo migratorio es predominantemente el de cadena migratoria iniciada por el jefe de hogar convocado por un pariente o amigo. El estudio corrobora los datos que los informantes brindan acerca de que la mayoría de los migrantes bolivianos que deciden radicarse en Comodoro Rivadavia,  residieron anteriormente en distintas ciudades del país, tales como Buenos Aires, Córdoba, Neuquén, entre otras. Aunque actualmente, también encontramos casos en que se produce la conexión directa entre alguna ciudad de Bolivia y Comodoro Rivadavia.[3] En cuanto a la ubicación en la ciudad, en su mayor parte se ubican en la zona sur de la ciudad, y en la zona norte en la parte rururbana.  Ambos sectores de la ciudad forman parte de la zona de ampliación del ejido urbano de la ciudad, y de los barrios considerados como de “ocupación ilegal” por parte de la Municipalidad local.  En lo que respecta a la zona sur de la ciudad, predomina la población de migrantes bolivianos sobre todo en los barrios Abel  Amaya, Máximo Abásolo, Moure, entre otros. Quienes residen en las denominadas extensiones de estos barrios carecen de instalaciones de los servicios mínimos, en los cuales se dan situaciones consideradas como de vulnerabilidad social para el Estado municipal. De los migrantes bolivianos que logran un ascenso económico importante, se encuentran quienes acceden a la actividad petrolera, y en algunos casos diversifican la economía familiar instalando comercios del rubro de verdulerías y tiendas. Sin embargo, la mayor parte de los hombres se emplean en el  rubro de la construcción. En esta última actividad, a pesar de las normativas, existe el trabajo en negro y las condiciones deficientes. Desde la Subsecretaría de Trabajo se han realizado clausuras por no contar con las condiciones mínimas: comedor para los trabajadores, baño químico, seguridad laboral, etc. Pero a pesar de las malas condiciones laborales que existen en el rubro de la construcción, el trabajo en las pesqueras está ubicado por los mismos bolivianos como el peor de los trabajos. Básicamente porque es mal pago, inestable (ya que sujeta a las fluctuaciones propias de la actividad pesquera) e insalubre.  Mayormente son mujeres las que se emplean en las empresas pesqueras, donde trabajan a destajo.  Otro grupo de mujeres se dedican a la venta callejera de condimentos y golosinas. También se da actualmente el empleo de mujeres en el servicio doméstico, en algunos casos “cama adentro”. La localización en los bordes obliga a los migrantes bolivianos a convivir también con otros grupos sociales subalternos tales como descendientes de pueblos originarios, chilenos, descendientes de chilenos y migrantes internos del norte argentino. Estos grupos interactúan cotidianamente generando espacios de convivencia y disputas por la disposición en el espacio.