INVESTIGADORES
BARBETTA Pablo Nicolas
congresos y reuniones científicas
Título:
Las apropiaciones del 19 y 20 de diciembre en el interior. El caso de Santiago del Estero y La Pampa
Autor/es:
BARBETTA, PABLO, BIDASECA, KARINA
Lugar:
Buenos Aires
Reunión:
Congreso; II Congreso Nacional y Sociología y Jornadas de Socioogía, Facultad de Ciencias Sociales; 2004
Institución organizadora:
Facultad de Ciencias Sociales, UBA
Resumen:
Los intelectuales que intentaron comprender el acontecimiento del 19 & 20 de diciembre de 2001 pueden distinguirse en tres vertientes: 1) quienes definieron los hechos como una situación pre-revolucionaria nombrada como “Argentinazo”, un proceso de acumulación creciente de la contradicción entre las fuerzas de trabajo y las relaciones sociales de producción.; 2) quienes ven en la acción una anormalidad a ser canalizada en la salida institucional; y 3) aquellas que entienden lo sucedido como una ruptura radical, un acto de autonomía y ponen el énfasis en la creación potencial de una nueva sociedad. La primera de las vertientes representada por PIMSA (Iñigo Carreras, Cotarelo, entre otros) considera que los hechos ocurridos el 19 y 20 se enmarcan en un proceso de luchas, con un importante peso de la clase trabajadora y de la organización sindical, en los últimos 12 años. Es decir, el 19 y 20 no marcan una ruptura, como sostendrían muchos autores,  pero si un cambio cualitativo y que fue el resultado de un proceso de acumulación de fuerzas en un contexto de fractura en la clase dominante y de disputa política entre capitales financieros: entre los llamados «productivos» y los llamados «especulativos». Consideramos que la principal limitación de este enfoque radica en la aparición del conflicto como la expresión de la lucha de clases como pertenencia a una matriz histórico-materialista. Dentro de la segunda tendencia se encuentra la corriente institucionalista, cuyos representantes destacados son Cheresky, Nun, entre otros. Para Cheresky (año) el 19 y 20 fue un cuestionamiento a la institucionalidad, una advertencia para toda la clase política y el sistema de representación democrática; para el autor hay que volver a “la política”, es decir, legitimar el sistema de partidos para generar algún cambio. La negatividad de la protesta (expresado en el “que se vayan todos” tiene para Cheresky una significación política: la capacidad de ejercer el poder para poner la relación entre la sociedad y los dirigentes en nuevos términos. “La movilización social urbana cuestionadora y pacífica constituye una extraordinaria ampliación del espacio público. Parece así revertirse la corriente hacia la privatización de los individuos y a una relación extremadamente segmentada con la vida pública que prevalecía desde los años ochenta. Esta ampliación tiene la potencialidad de revigorizar el régimen democrático puesto que se trata también de una presencia en el espacio público que no predica en absoluto un cambio del régimen político sino que actúa en él en vistas a ejercer una influencia” (Cheresky, 2002:17). La tercera corriente entiende que los actores buscan crear nuevas sociabilidades. Citamos entre los autores mas destacados Colectivo Situaciones,  Zibechi, Giarraca et al...  Zibechi interpreta la actuación del movimiento asambleario y piquetero. El 19 y 20 fue la irrupción una nueva cultura social gestada lentamente durante toda la década del ´90 [1]. Esta "nueva cultura" se apoya sobre las concepciones de diversidad, autonomía, territorialidad y comunidad. Según el autor, los grupos dominados fueron “ensayando” el ‘que se vayan todos’, bajo diferentes formas, a lo largo de la década (Zibechi, 2003:105). La fundación de una nueva sociedad presente en la noción de “revolución” en la  primer vertiente difiere de esta última en la “tomar del poder”: “el cambio es lo que se está haciendo aquí y ahora, y eso es emancipador si está basado en la autonomía, la participación y la horizontalidad. El socialismo no es el lugar al que se llega, ni siquiera algo que se construye”(Zibechi, 2003:154). Pasar de proclamar y demandar al Estado lo que se quiere, a irlo construyendo directamente que es ir creando una nueva sociedad. Estas concepciones están presentes en todos los autores que se plantean la autonomía (Holloway, XXXX; Colectivo Situaciones, 2002; Cerdeiras, 2002). Particularmente, el Colectivo Situaciones trabaja en el acompañamiento de experiencias que desarrollan una nueva sociabilidad: desde la multiplicidad, el contrapoder, la inmanencia como “modalidad de habitar la situación” (MTD-Solano y Colectivo Situaciones, 2002: 19).  Su propia mirada sobre el 19 y 20 se expresa en sus conceptualizaciones: una “insurrección de nuevo tipo” que produjo una “interrupción espacial y material”, una “insurrección destituyente”, una “experiencia de autoafirmación”, un “redescubrimiento de las potencias populares” (Colectivo Situaciones, 2001): “La insurrección del 19 y 20 consistió en un “no” inmediatamente positivo. La potencia de la multitud no se deja leer desde la teoría clásica de la soberanía sino a partir de los devenires que inaugura. La revuelta fue violenta. No sólo volteó un gobierno y enfrentó durante horas a las fuerzas represivas. Algo más: desbarató las representaciones políticas vigentes sin proponer otras. La marca de esta insurrección en el cuerpo social es mayor. No se la puede inscribir en la tradición de insurrecciones clásicas: no hubo dirección; tampoco se planteó la toma de poder estatal” (págs. 12-13). Más allá de las diferentes interpretaciones teóricas sobre el 19 y 20, ninguna de ellas puso en cuestión el grado de alcance territorial de los acontecimientos, ya que las miradas estuvieron puestas en lo que sucedía en mayor grado en Buenos Aires y Capital Federal, y en menor medida en otras ciudades de importancia del interior (Rosario, Córdoba, entre otras). Pensar el 19 y 20 como “argentinazo” (PIMSA), como cuestionamiento a la institucionalidad (Cheresky), como la irrupción de una nueva cultura social (Zibecchi) o como una insurrección de nuevo tipo (Colectivo Situaciones) supone, de modo etnocéntrico, homologar o expandir los sucesos acaecidos en Buenos Aires a todo el país. A partir de los datos generados por la base del Grupo de Estudios Rurales pretendemos relativizar el carácter nacional del 19 y 20. En efecto, para Santiago del Estero, en un contexto de aumento de la conflictualidad, ni el tipo de reclamo ni las formas de acción colectiva desarrolladas durante el período abarcado por la base GER denotan un cambio con períodos de protesta precedentes. El reclamo “que se vayan todos” sólo representa el 0,7% del total de reclamos, al mismo tiempo que la forma de acción “cacerolazo” sólo representa el 7,9%. Es por esto que el presente trabajo se propone dotar de visibilidad al 19 y 20 en el interior del país. De este modo, nos interrogamos: ¿cómo repercutió el 19 y 20 en el interior del país? ¿Cómo fue apropiado por los distintos actores? Para ello, tomaremos dos estudios de caso, la provincia de Santiago del Estero y la provincia de La Pampa. [1] El autor destaca la emergencia de las Madres de Plaza de Mayo como refugio durante el avance neoliberal, para la formación y ebullición de agrupamientos de carácter cultural-juvenil (colectivos de contrainformación, de arte, de derechos humanos) y de carácter universitario-estudiantil.