INVESTIGADORES
BARBETTA Pablo Nicolas
congresos y reuniones científicas
Título:
El 19 y 20 de diciembre en Santiago del Estero y La Pampa. Un estudio sobre la cultura política
Autor/es:
BARBETTA, PABLO, BIDASECA, KARINA
Lugar:
Buenos Aires
Reunión:
Congreso; III Jornadas de Antropología Social, Facultad de Filosofía y Letras, (UBA); 2005
Institución organizadora:
Departamento de Antropología Social, Facultad de Filosofía y Letras, (UBA)
Resumen:
Los intelectuales que intentaron comprender el acontecimiento del 19 & 20 de diciembre de 2001 puedenser ubicados en tres vertientes: 1) quienes definieron los hechos como una situación pre-revolucionaria, nombradacomo “Argentinazo”, es decir, un proceso de acumulación creciente de la contradicción entre las fuerzas de trabajoy las relaciones sociales de producción.; 2) quienes ven en la acción una anormalidad a ser canalizada en la salidainstitucional; y 3) aquellos que entienden lo sucedido como una ruptura radical, un acto de autonomía y ponen elénfasis en la creación potencial de una nueva sociedad.La primera de las vertientes representada por el Programa de Investigaciones sobre el Movimiento de laSociedad Argentina -PIMSA- (Iñigo Carreras, Cotarelo, entre otros) considera que los hechos ocurridos el 19 y 20se enmarcan en un proceso de luchas, con un importante peso de la clase trabajadora y de la organización sindical,en los últimos doce años. Es decir, el 19 y 20 no marca una ruptura, como sostendrían muchos autores, pero sí uncambio cualitativo que fue el resultado de un proceso de acumulación de fuerzas en un contexto de fractura en laclase dominante y de disputa política entre capitales financieros: entre los llamados «productivos» y los llamados«especulativos». Consideramos que la tesis principal de este enfoque radica en la aparición del conflicto como laexpresión de la lucha de clases como pertenencia a una matriz histórico-materialista.Dentro de la segunda tendencia se encuentra la corriente, que llamamos institucionalista, cuyos representantesdestacados son Cheresky, Nun, entre otros. Para Cheresky (2002) el 19 y 20 fue un cuestionamiento a lainstitucionalidad, una advertencia para toda la clase política y el sistema de representación democrática. Para elautor hay que volver a “la política”, es decir, legitimar el sistema de partidos para generar algún cambio. La negatividadde la protesta (expresado en la enunciación “que se vayan todos” tiene para Cheresky una significación política: lacapacidad de ejercer el poder para poner la relación entre la sociedad y los dirigentes en nuevos términos. “Lamovilización social urbana cuestionadora y pacífica constituye una extraordinaria ampliación del espacio público.Parece así revertirse la corriente hacia la privatización de los individuos y a una relación extremadamente segmentadacon la vida pública que prevalecía desde los años ochenta. Esta ampliación tiene la potencialidad de revigorizar elrégimen democrático puesto que se trata también de una presencia en el espacio público que no predica en absolutoun cambio del régimen político sino que actúa en él en vistas a ejercer una influencia” (Cheresky, 2002:17).La tercera corriente entiende que los actores colectivos buscan crear nuevas sociabilidades y, de este modo,restituir el lazo social. Citamos entre los autores más destacados Colectivo Situaciones, Zibechi. Zibechi (2003)interpreta la actuación del movimiento asambleario y piquetero, resaltando la actuación y potencialidades desarrolladaspor las Madres de Plaza de Mayo y las acciones innovadoras de H.I.J.O.S. Para este autor, el 19 y 20 fue lairrupción una nueva cultura social gestada lentamente durante toda la década del ‘901. Esta «nueva cultura» se apoyasobre las concepciones de diversidad, autonomía, territorialidad y comunidad. Según su interpretación, los gruposdominados fueron “ensayando” el ‘que se vayan todos’, bajo diferentes formas, a lo largo de la década (Zibechi,2003:105).La fundación de una nueva sociedad presente en la noción de “revolución” en la primer vertiente difiere deesta última en la “tomar del poder”: “el cambio es lo que se está haciendo aquí y ahora, y eso es emancipador si estábasado en la autonomía, la participación y la horizontalidad. El socialismo no es el lugar al que se llega, ni siquieraalgo que se construye” (Zibechi, 2003:154). Pasar de proclamar y demandar al Estado lo que se quiere, para irconstruyéndolo directamente es ir creando una nueva sociedad. Estas concepciones están presentes en todos losautores que se plantean la acción en términos de autonomía (Holloway, 2003; Colectivo Situaciones, 2002; Cerdeiras,2002).754Grupo de Trabajo N°8: Resistencia, protesta social y movimientos socialesParticularmente, el Colectivo Situaciones trabaja en el acompañamiento de experiencias que desarrollan unanueva sociabilidad: desde la multiplicidad, el contrapoder, la inmanencia como “modalidad de habitar la situación”(MTD-Solano y Colectivo Situaciones, 2002: 19). Su propia mirada sobre el 19 y 20 se expresa en susconceptualizaciones: una “insurrección de nuevo tipo” que produjo una “interrupción espacial y material”, una“insurrección destituyente”, una “experiencia de autoafirmación”, un “redescubrimiento de las potencias populares”(Colectivo Situaciones, 2001): “La insurrección del 19 y 20 consistió en un “no” inmediatamente positivo. Lapotencia de la multitud no se deja leer desde la teoría clásica de la soberanía sino a partir de los devenires queinaugura. La revuelta fue violenta. No sólo volteó un gobierno y enfrentó durante horas a las fuerzas represivas. Algomás: desbarató las representaciones políticas vigentes sin proponer otras. La marca de esta insurrección en el cuerposocial es mayor. No se la puede inscribir en la tradición de insurrecciones clásicas: no hubo dirección; tampoco seplanteó la toma de poder estatal” (págs. 12-13).Más allá de las diferentes interpretaciones teóricas sobre el 19 y 20, ninguna de ellas puso en cuestión el gradode alcance territorial de los acontecimientos, ya que las miradas estuvieron puestas en lo que sucedía en mayor gradoen Buenos Aires y Capital Federal, y en menor medida en otras ciudades de importancia del interior (Rosario,Córdoba, entre otras). Pensar el 19 y 20 como “argentinazo” (PIMSA), como “cuestionamiento a la institucionalidad”(Cheresky), como la “irrupción de una nueva cultura social” (Zibecchi) o como “una insurrección de nuevo tipo”(Colectivo Situaciones) supone, de modo etnocéntrico, homologar o expandir los sucesos acaecidos en BuenosAires a todo el país.A partir de los datos generados por la base del Grupo de Estudios Rurales (GER) pretendemos relativizar elcarácter nacional del 19 y 20. En efecto, para Santiago del Estero, en un contexto de aumento de la conflictualidad,ni el tipo de reclamo ni las formas de acción colectiva desarrolladas durante el período abarcado por la base GERdenotan un cambio con períodos de protesta precedentes. El reclamo “que se vayan todos” sólo representa el 0,7%del total de reclamos, al mismo tiempo que la forma de acción “cacerolazo” sólo representa el 7,9%.Es por esto que el presente trabajo se propone dotar de visibilidad al 19 y 20 en el interior del país. De estemodo, nos interrogamos: ¿cómo repercutió el 19 y 20 en el interior del país? ¿Cómo fue apropiado por los distintosactores? Para ello, tomaremos dos estudios de caso, la provincia de Santiago del Estero y la provincia de La Pampa.