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Durante las últimas décadas, numerosas erupciones volcánicas explosivas (VEI ≥ 4) tuvieron lugar en los segmentos más australes de la Zona Volcánica Sur de los Andes (Stern 2004), incluyendo las erupciones del Vn. Chaitén (2008), el Cordón Caulle (2011-2012) y el Vn. Calbuco (2015). Los eventos de caída de ceniza Asociados afectaron vastas superficies de la Patagonia Argentina, provocando severos impactos en los sistemas de transporte lacustre (mayormente turísticos; Fig 1.A-B) de los numerosos lagos glaciarios que componen el famoso Corredor de los Lagos. Si bien existe un gran número de contribuciones que, para éstas y otras erupciones, evalúan los efectos de las caídas de ceniza sobre infraestructura crítica1 y distintos tipos de sistemas de transporte (p. ej., Blong 1984; Wilson et al. 2012; Wilson et al. 2013; Villarosa et al. 2018) no existen aún antecedentes, a nivel regional o global, que den cuenta de los posibles efectos de las caídas piroclásticas específicamente sobre el transporte marítimo o fluvio-lacustre. En Patagonia, el desconocimiento de las posibles consecuencias de la navegación en presencia de ceniza supuso serios peligros para tripulaciones a bordo de guardacostas y otras embarcaciones que, en reiteradas ocasiones, perdieron funcionalidad en pleno operativo de evacuación/asistencia (Salgado et al., actas de este congreso). Este trabajo tiene por objetivo sistematizar los impactos de las caídas de ceniza (y otros peligros asociados) sobre los elementos que componen un sistema de transporte lacustre, a partir del registro de estos últimos tres eventos. Nuestro propósito final consiste en manifestar a las comunidades científica, náutica y de gestión del riesgo sobre los posibles efectos de la ceniza volcánica en la navegación.El relevamiento de los impactos se llevó a cabo mediante visitas de reconocimiento a los distintos sitios afectados y numerosas entrevistas con las partes concernientes a la navegación de los lagos (empresas y guías de turismo, prestadores particulares, clubes náuticos, tripulaciones oficiales, técnicos mecánicos) y al manejo de la emergencia (autoridades de Parques Nacionales, Prefectura Naval Argentina, Protección Civil). Estas entrevistas involucraron también inspecciones guiadas de los distintos elementos dañados y el asesoramiento por parte de especialistas técnicos en mecánica, ingeniería marítima y arquitectura naval. Este relevamiento posibilitó la identificación de algunos aspectos comunes en Patagonia andina, y la elaboración de un catálogo de impactos por ceniza volcánica sobre: 1) puertos; 2) embarcaciones; 3) y operaciones de navegación fluvio-lacustre (REGINAVE 2019). Para ello, se consideraron los efectos resultantes no sólo de la caída primaria de ceniza volcánica, sino también otros peligros asociados, como la deriva de islas de pómez flotantes, procesos de sedimentación, la resuspensión por acción del viento y la removilización fluvial de los depósitos de ceniza. Por último, se identificaron y evaluaron las distintas metodologías adoptadas (y sus eficacias) para la mitigación de efectos negativos y la remediación de los sitios y elementos afectados.Los impactos más significativos relevados en sitios portuarios incluyeron: 1) Deterioro de superficies expuestas y daños en maquinaria, equipamiento (grúas, ascensores, remolques) y balizado portuario por caída primaria de ceniza. 2) Sedimentación y pérdida de profundidad efectiva en bahías y zonas de amarre o fondeo, por saturación y decantación de material piroclástico removilizado (pómez flotantes, aportes fluviales de cursos tributarios y acción de olas y corrientes costeras); p. ej., en Pto Pañuelo, la marcada disminución de profundidad en la bahía fue causal de costosos incidentes y condujo a la necesidad de dragar el material depositado en la zona de amarre. 3) Sepultamiento por acumulación piroclástica de rampas y playas para bajada y varamiento de embarcaciones. 4) En algunos casos aislados, las bajas temperaturas provocaron el engelamiento de masas de pómez próximas a las costas, incluso obstruyendo pequeñas embarcaciones amarradas. 4) Disrupción de servicios críticos y accesibilidad restringida. En numerosas instancias, se instalaron barreras de contención para evitar el ingreso de pómez flotantes a zonas de operatividad crítica, con resultados inconsistentes (Fig 1.C). Particularmente, no se observaron efectos de la carga del depósito de ceniza sobre muelles, marinas y dársenas.Los impactos más significativos sobre las embarcaciones incluyeron: 1) Obturación (y daño de componentes internos) de los circuitos de refrigeración de agua de mar y fallo consecuente de los motores; ampliamente, éste fue el impacto más frecuentemente señalado para todo tipo de embarcación a motor. 2) Efectos de la carga del depósito de ceniza sobre embarcaciones; los impactos de mayor severidad registrados refieren al zozobrado de embarcaciones de pasajeros (incluso de primera; REGINAVE, 2019) amarradas en las proximidades de Villa la Angostura (2011). 3) Daños y deterioro de superficies, equipos y maquinaria de cubierta. 4) Obturación de la tubería de aspiración y daños en rodetes de turbinas o hidro-jets; en embarcaciones menores, los sistemas de propulsión a hélice demostraron una resiliencia relativa mayor a los efectos de la ceniza. 5) Abrasión de componentes de los sistemas de transmisión (y propulsión) sumergidos, en embarcaciones de pasajeros de primera. 6) Abrasión, corrosión y formación acelerada de biocostras en la superficie de los cascos de embarcaciones mayores. Otros impactos menores incluyeron: fallas de equipos electrónicos, abrasión de vidrios, daños en tapicería, contaminación de aceites combustibles y lubricantes, obturación de filtros de aire, etc. Los efectos adversos de las cenizas alcanzaron incluso embarcaciones de apoyo en los embalses de las represas hidroeléctricas de Futaleufú (2008; por caída directa) y Alicurá (2011; por deriva de pómez flotantes a través del río Limay). Los impactos de la ceniza sobre las embarcaciones fueron atenuados por la suspensión de actividades por restricciones de operatividad oficiales; el uso de filtros adicionales (internos y externos) en los sistemas de refrigeración del motor marítimo; y el cubrimiento de embarcaciones con fundas protectoras.El aporte de material piroclástico a los lagos de la región por removilización fluvial de los depósitos de tefra, la removilización de ceniza del fondo de bahías por el paso de las embarcaciones (Fig 1.D) y la resuspensión de fracciones finas por acción del viento continuaron afectando los puertos y las embarcaciones de la región, incluso en meses recientes. Este trabajo aborda una problemática recurrente en Patagonia andina que a nivel científico no se ha tenido en cuenta hasta el momento; Los resultados obtenidos permitirán a su vez refinar metodologías de análisis de impactos que se Utilizan en la actualidad (Escalas de Daño y Disrupción), incluyendo a los sistemas de transporte fluvio-lacustre.

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