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Ha habido dos razones principales para considerar que la división inicial del Político tiene graves falencias: por un lado, aspectos formales que dependerían de las estrecheces características de la dicotomía; por otro lado, la insuficiente distinción del político respecto de ciertos competidores. Como consecuencia de este juicio negativo, los intérpretes tienden a suponer que la división inicial resulta reemplazada en las secciones subsiguientes del diálogo. Discutiré aquí este enjuiciamiento negativo, y para ello consideraré la división inicial con cierto detalle. Propondré que el método de la división se mantiene a lo largo del diálogo y resulta un procedimiento adecuado para averiguar la naturaleza del político; sostendré además que el núcleo de la división inicial pone de manifiesto que la diaíresis provee los rasgos esenciales de la clase (o Forma) buscada. De tal manera, buscaré exonerar a la división inicial de los cargos que se han levantado en su contra, y mantendré que de sus defectos es principalmente responsable el modelo del ?pastoreo de seres humanos?, cuya inadecuación Platón apunta a superar en el desarrollo de su discusión.