Nadie entiende a la de lengua

CARRIÓ, CINTIA

Buenos Aires

Congreso; XVI Congreso de la Sociedad Argentina de Estudios Lingüísticos; 2018

Universidad Nacional de San Martín

En Argentina el espacio destinado a la enseñanza del objeto ?lengua? es un espacio compartido con otro objeto, diferente, la literatura. Esto trae no pocos problemas, que van desde la reducción de espacio curricular para la enseñanza de la lengua hasta la (in)definición de los contenidos supuestos en la curricula. En ciertos casos, esto fortalece la idea circulante respecto de que ?nadie entiende a la de lengua? porque ?salta? de una cosa a otra, idea basada en la construcción de un curriculum de colección (Litwin 1997). En este trabajo se pretende reflexionar sobre algunas decisiones que el docente de lengua necesita asumir frente al diseño de su aula. Aun dejando de lado el objeto ?literatura?, el docente de lengua tendrá que decidir: (1) si enseña oralidad o escritura; (2) si reflexiona sobre la oralidad primaria o la oralidad secundaria; (3) si reflexiona sobre la escritura (¿?en general??) o sobre la escritura académica; (4) si enseña gramática o no; (5) si enseña gramática, entonces, qué enseña: ¿gramática normativa?, ¿gramática oracional?, ¿gramática textual?; (6) si enseña gramática oracional, ¿qué contenidos enseña? Se observa, incluso en los alumnos prontos a egresar de las carreras de profesorado, una tendencia a reproducir modelos de enseñanza sobre la lengua basados en sus experiencias como alumnos de secundario, sobreponiendo este saber experiencial por sobre las reflexiones lingüísticas y gramaticales llevadas adelante durante el cursado de los profesorados. Esto pone de manifiesto, si no falencias en la formación disciplinar, entonces dificultades para pensar la enseñanza del objeto adecuada a sujetos que, en principio no están interesados por la reflexión sobre el lenguaje. Nos interesa someter a evaluación una propuesta de enseñanza basada en la reflexión sobre el lenguaje que parte de la dimensión semántica para conducir a los alumnos de nivel secundario, a una reflexión sobre el contenido y la construcción de los enunciados y las oraciones. Esta propuesta supone además, la selección de un metalenguaje mínimo, distinto al habitualmente instalado en las clases e implica un rol activo del docente frente al aula. Nos motiva el reconocimiento de que el statu quo, si bien brinda un lugar de confort al docente, alimenta un estado de inercia (generada en gran parte por la oferta editorial) en detrimento de la calidad de aprendizaje de los alumnos y a favor del desprestigio de la disciplina.