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Basados en las interpretaciones de la evidencia provista por la citología, anatomía, morfología, sistemática, genética, cruzamientos experimentales y la arqueología, se han establecido distintas teorías sobre el origen del maíz a lo largo del tiempo, las cuales relacionan fundamentalmente tres taxones: maíz (Zea mays ssp. mays), teosintes (distintas especies y subespecies de Zea) y especies de Tripsacum. Todas estas teorías proponen que el maíz se originó en algún lugar de México entre 10000 y 5000 a.C. y llegó a Sudamérica por medio de diversos mecanismos. Es en esta área donde estas teorías se vuelven sumamente débiles. Los maíces sudamericanos, cuyo registro arqueológico se remonta a 6.000 a.C., se presentan muy diferentes a los de México y América Central tanto en la forma y tamaño de raquis y granos como en sus características. La extensa información acumulada a lo largo de décadas de investigación para Sudamérica pone de manifiesto la estrechez de las teorías que consideran que el maíz tuvo un único centro de origen. En Argentina los hallazgos de maíz en el registro arqueológico son numerosos y constantes. Son muchos los trabajos realizados en forma puntual para determinados sitios arqueológicos, ya sea referidos a sus caracteres macro o microscópicos, a la diversidad varietal y/o racial, o a su rol en la subsistencia. Pero aún faltan proyectos de investigación en los cuales se integren todos estos datos para lograr una visión global del recurso maíz en el noroeste argentino prehispánico. El objetivo de esta contribución es por lo tanto, analizar la variabilidad a nivel infraespecífico (variedades y razas) de Zea mays L. para sitios arqueológicos del noroeste argentino con el fin de establecer la existencia o no de patrones de recurrencia debido a variables ambientales (clima, vegetación, altura, humedad), temporales (períodos cronológicos diferentes) y antrópicas.

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