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El presente trabajo procura ampliar la perspectiva en el análisis e interpretación del arte rupestre hawaiano, teniendo en cuenta probables vinculaciones entre las manifestaciones rupestres y el contexto geográfico y cultural del archipiélago, con particular atención a los volcanes sagrados, cuya importancia simbólica cobra sentido a la luz de la etnohistoria, la etnografía, la etnoarqueología y el folklore de Polinesia. En la realización de esta investigación la autora ha visitado personalmente los campos de petroglifos de Puako, Anaeho ´omalu y Pu´u Loa, en la isla Grande de Hawaii, y el sitio con piedras de nacimiento de Kukaniloko, en la isla de Oahu. Ha explorado también el cráter y cimas del volcán Haleakala, en la isla de Maui y las cumbres de los volcanes Mauna Loa y Mauna Kea, en la isla Grande de Hawaii; así como la vecina caldera volcánica de Kilauea. La experiencia etnoarqueológica permite apreciar modernos lugares de ofrenda, dotados de flores, collares y frutas, junto al cráter Halemaumau, en el interior de la caldera de Kilauea; así como en la elevada cumbre del volcán sagrado, Mauna Loa, en cuya base se encuentran campos de petroglifos que presumíblemente señalarían el punto de partida de las procesiones destinadas a solicitar la protección o el apaciguamiento de la ira de Pele, la diosa hawaiana de los volcanes. El volcán Haleakala, en la isla de Maui, aparece vinculado en el folklore hawaiano, al heroe cultural Maui - de quien se dice que habría ascendido a la cima para "atar al sol". Su reconocida capacidad para convertirse en pájaro permite reinterpretar a los motivos ornitomorfos en el arte rupestre de la región. Los motivos de círculos concéntricos en el arte rupestre se vincularían a ritos hawaianos de nacimiento, en los que las montañas tenían especial importancia por su papel de dispensadoras de poder espiritual o mana.

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