INVESTIGADORES
CERUTI Maria Constanza
artículos
Título:
Enfermedades de altura y arqueología de alta montaña.
Autor/es:
CERUTI, MARÍA CONSTANZA
Revista:
Anales de Medicina y Socorro en Montaña
Editorial:
Sociedad Española de Medicina y Auxilio en Montaña (SEMAM), Institut d´Estudis de Medicina de Muntanya (EMM) y Sociedad Argentina de Medicina de Montaña (SAMM).
Referencias:
Lugar: Valencia; Año: 2006 p. 6 - 12
Resumen:
Las investigaciones arqueológicas en adoratorios de la civilización Inca se desarrollan en montañas andinas entre los 5000 y los 6700 metros sobre el nivel del mar. En el entorno de alta montaña en los Andes Sudamericanos, por encima de los 5.000 metros sobre el nivel del mar, las precipitaciones se producen en forma de nieve; los vientos soplan en ráfagas cercanas a los 100 km.p/h. y las temperaturas pueden descender a - 30 grados centígrados. Las ráfagas de viento a velocidades superiores a 60 km.p/h., pueden llevar la sensación térmica a -60 grados centígrados. Por otra parte, a 5.500 metros sobre el nivel del mar, la presión atmosférica es aproximadamente la mitad de la que se experimenta a nivel del mar. En consecuencia, los tejidos blandos del organismo se expanden anormalmente. La performance psico-física disminuye en un 50%. El proceso de aclimatación a la altura demanda varias semanas, variando el tiempo requerido según la adaptabilidad de cada organismo. Cuando la aclimatación es incompleta, el cerebro sufre a consecuencia de la hipoxia y sobrevienen trastornos tales como dolores de cabeza, insomnio, inapetencia, fatiga, nauseas y vómitos, que en sus manifestaciones más leves configuran el cuadro clínico conocido como Mal Agudo de Montaña. En los casos más graves, el malestar puede devenir en cefaleas intensas, alucinaciones, disnea y alteraciones del comportamiento y de la emotividad. Los edemas cerebrales o pulmonares de la altitud pueden llevar a la muerte.  La experiencia de haber explorado decenas de cumbres superiores a 5000 metros en distintos sistemas orográficos andinos, sumada a las permanencias prolongadas por varias semanas en cotas superiores a los 5.500 metros durante las tareas de excavación arqueológica, me han obligado a enfrentar los problemas habituales relacionados con la altura, tales como el mal agudo de montaña, o los principios de congelamiento; e inclusive a ser testigo (e improvisado socorrista) en cuadros de edema cerebral y pulmonar. El objetivo del presente trabajo es reflexionar sobre los problemas de la altura y las medidas preventivas que pueden adoptarse, en base a ejemplos tomados de nuestra experiencia, en la práctica de la arqueología de alta montaña.