INVESTIGADORES
MOREIRAS Stella Maris
congresos y reuniones científicas
Título:
Tectónica activa del piedemonte mendocino: Análisis de índices geomorfológicos y patrones de drenaje.
Autor/es:
TOURAL DAPOZA R; MOREIRAS S.M.
Lugar:
Roca, Rio Negro
Reunión:
Encuentro; XVI Reunión Tectónica; 2015
Resumen:
El frente orogénico activo de los Andes Centrales (entre los 32° y 33° S) abarca parte del piedemonte mendocino, ubicado cerca de la ciudad capital, donde habitan al menos 800.000 personas. En este sector se ha medido una tasa de deformación regional de ~3 mm/año mediante GPS totales, pero se desconoce si esta deformación es uniforme en el retroarco, posiblemente concentrada en unos 50 km de ancho del frente orogénico, o bien si dicha deformación se está acumulando en alguna/s estructura/s específica/s (Brooks et al. 2003, Kendrick et al. 2006, Schmidt et al. 2011). A pesar que dicho frente se asocia a sismos de intraplaca corticales y a un intenso neotectonismo, escasos estudios han abordado esta problemática (fig.1)En la zona de estudio las fallas principales tienen dos tipos de vergencias. Las estructuras más orientales tienen vergencia occidental tal como el Sistema de fallas del Cerro de La Gloria- Cerro del Cristo respondiendo al comportamiento de Precordillera Oriental; mientras las estructuras más occidentales (Melocotón, Punta del Agua, Divisadero Largo y Las Avispas) tienen vergencia oriental (Moreiras et al., 2014). Estos sistemas principales tienen carácter compresivo con rumbo N-S a NNE, cuyo nivel de despegue se ubicaría en el basamento pre-Silúrico, constituyendo un frente emergente de piel gruesa. Estas estructuras desplazan depósitos cuaternarios de edad Pleistocena como los depósitos fluviales del antiguo cauce del Río Mendoza. La actividad de estos frentes de levantamiento ha generado antiguos paleolagos que están siendo datados por luminiscencia ópticamente estimulada (OSL). Así mismo, este sistema principal está afectado por una población secundaria de fallas transpresivas NW que podrían estar asociadas a acomodamientos secundarios de los esfuerzos compresivos principales durante el Holoceno. Keller y Pinter (1996) proponen los índices basados en el análisis morfométrico de la red de drenaje, los que constituyen solo aproximaciones matemáticas a distintos aspectos geormorfológicos relacionados con los procesos erosivos y deposicionales del sistema fluvial (Keller, 1986; Silva 1994). Así mismo la validez de estos índices como indicadores de la existencia de actividad neotectónica basada en su capacidad para detectar las posibles anomalías introducidas en el sistema fluvial debido a cambios de nivel de base locales inducidos tectónicamente (Silva, 1994).Dependen por tanto de dos factores morfológicos fundamentales: la red fluvial y el relieve (interpretable en este caso como la morfología de la cuenca o subcuenca de drenaje).Para este trabajo se han escogido los 3 índices más recomendados de los numerosos que existen en la bibliografía (Strahler, 1952; Hack, 1973; Bull, 1977; Cox, 1994; Keller, 1986; Keller y Pinter, 1996): sinuosidad del frente montañoso (Smf), Indice del gradiente longitudinal de un río (SL) e Integral y curva hipsométrica (H)El Smf mide los rasgos curvilíneos de los frentes montañosos controlados por fallas. Permite evaluar el balance entre la actividad tectónica y la erosión (Bull y McFadden, 1977; Keller y Pinter, 1996; Bull, 2007). El SL muestra las variaciones del poder erosivo a lo largo de los distintos segmentos de un río, multiplicando la pendiente del tramo por la distancia a la cabecera. Este índice es muy sensible a los cambios de pendiente, y por lo tanto permite la evaluación de la actividad tectónica y/o los cambios litológicos a lo largo del lecho del río. En tanto H mide el grado de erosión de las subcuencas. Relaciona el área y la altura de una subcuenca para calcular la distribución del volumen de roca confinado en un área determinada respecto a un rango de elevación. La curva hipsométrica es una representación gráfica de la función de la integral (Strahler, 1952).