INVESTIGADORES
APESTEGUIA Sebastian
congresos y reuniones científicas
Título:
Lepidosaurios patagónicos finicretácicos: Una historia de madtsoias, lagartos y esfenodontes.
Autor/es:
SEBASTIÁN APESTEGUÍA
Lugar:
San Juan
Reunión:
Congreso; Congreso Latinoamericano de Paleontología de Vertebrados; 2011
Institución organizadora:
Universidad Nacional de San Juan
Resumen:
Así como ocurre con la fauna de mamíferos, la composición actual de la fauna de lepidosaurios patagónicos refleja muy poco la original, muy pobremente conocida. Frente a la pobreza del Cretácico Inferior, los comienzos del superior han brindado abundante información que contribuye a comprender la última etapa del Cretácico (p/ej., Apesteguía y Novas, 2003). El registro de los mamíferos permite reconocer que, mientras grandes dinosaurios ornitisquios de origen norteamericano alcanzaban la Patagonia desde el Campaniano, los tetrápodos pequeños eran demorados hasta al menos fines del Maastrichtiano, muy probablemente detenidos por los sucesivos brazos de ingresión representados por el Mar de Pacha (que inundara la cuenca de Potosí) y el de Kawas (que inundara parte de la cuenca Neuquina). Estos brazos habrían ingresado a fines del Campaniano pero evidencia recurrente habla de otros avances breves ya desde principios del Campaniano (i.e., Fm. Anacleto, Armas y Sánchez, 2011). La demora de los mamíferos alcanzó para la formación de un linaje nativo de marsupiales polidolopimorfios, probablemente en el norte de Sudamérica (Goin et al., 2006). Del mismo modo, los lepidosaurios terrestres habrían demorado su llegada. De la asociación de tetrápodos coloradoense provienen dos lepidosaurios: un esclerogloso escincomorfo de dentición subpleurodonte y unicuspidada (Brizuela y Albino, en prep.) y la aletinofidia basal Dinilysia patagonica (Smith Woodward, 1901). Para la asociación allenense el panorama es mucho más rico. De los lagartos no hay material, pero se suponen presentes tanto formas basales como los gecos, teidos, anfisbenas e iguánidos (todos desde el Jurásico, contra Nydam que supone a los Teiioidea (Teiidae y Gymnophthalmidae) como ingresando a Sudamérica en el Cretácico Inferior. De las serpientes, suponemos presentes a casi todos los linajes de no-macrostomadas, pero sólo se hallaron restos de formas basales (Apesteguia y Zaher, 2006) y anilioideas (Gómez et al., 2008). Con respecto a las madtsoidas, su relevancia depende de su resolución filogenética, ya que su posición oscila entre las aletinofidias basales y las macrostomadas basales (si son monofiléticas). No se han reportado incuestionables boidos ni cenofidias. Con respecto a los esfenodontes, se han reportado en el norte patagónico al menos tres variedades distintas, uno pequeño, un esfenodontino terrestre (Apesteguía y Jones, en prep.) y dos grandes, al menos uno de hábitos posiblemente marinos (Apesteguía, 2005). Al menos la última forma habría pasado al Paleógeno (Apesteguía y Gómez, en prep.). La diversidad de lepidosaurios del Cretácico terminal no incluye, hasta el momento, taxones de origen laurásico, por lo que podría deducirse que los mismos fueron también detenidos por alguna barrera, tal vez los brazos de mar.