Ciudadanía, violencia y virilidad en las calles de Buenos Aires. Algunas reflexiones a partir de las prácticas de los radicales (1928-1929)

MARIANNE GONZÁLEZ ALEMÁN

Nueva York

Workshop; Beyond National History : Nation‐State Formation in Transnational Perspective; 2014

Columbia University

El contexto de crisis que condujo al derrocamiento de Hipólito Yrigoyen, el 6 de septiembre de 1930, fue producto de múltiples factores. En primer lugar, se inscribió en el marco de una crisis económica cuyos síntomas se hicieron sentir desde 1929. En segundo lugar, ocurrió en un momento de exacerbación de un proceso de deslegitimación recíproca - iniciado desde 1916 - entre el yrigoyenismo y la oposición, tanto en el campo político, como institucional. Finalmente se alimentó del profundo desencanto que produjo el triunfo de Yrigoyen en las elecciones presidenciales de 1928 entre amplias esferas de la oposición. En este contexto de polarización entre yrigoyenismo y antiyrigoyenismo, la lucha política se encaminó progresivamente en la calle a través de una lógica de enfrentamientos cuyo objetivo era la anulación simbólica del rival del espacio público. Este capítulo propone analizar las prácticas e interacciones violentas que se desplegaron en las calles porteñas entre 1928 y 1929, centrándose en los actores colectivos vinculados al radicalismo yrigoyenista. Se trata de describir e interpretar los comportamientos, los códigos y las prácticas de los yrigoyenistas, considerando la violencia callejera como parte integrante del juego político que se despliega en las calles de Buenos Aires. La opción por las prácticas en la calle permite considerar lo político más allá de los conceptos y mecanismos formales que procuraron definir el campo de la ciudadanía política. De esta manera, procuramos acceder a las apropiaciones sociales del concepto y al tipo de prácticas que le fueron asociadas en un momento dado. Los años 1928-1929 corresponden a un coyuntura de profunda crisis en torno a la definición de las reglas del juego democrático y a los valores y modalidades adscriptos a la participación ciudadana. En este contexto, la calle adquirió una importancia fundamental: se afirmó como un espacio público, como espacio de representación y de exhibición de determinados comportamientos socialmente asociados a la ciudadanía, pero también como espacio en disputa. El presente trabajo procura dar cuenta del entramado de sentidos a partir del cual los partidarios de Yrigoyen asociaban las practicas violentas a la acción cívica, a una afirmación de virilidad, así como a la defensa del honor individual y partidario.