INSTITUTO "DR. E.RAVIGNANI"   24160
INSTITUTO DE HISTORIA ARGENTINA Y AMERICANA "DR. EMILIO RAVIGNANI"
Unidad Ejecutora - UE
capítulos de libros
Título:
La Sociología frente a la vida colectiva. Una presentación elemental de la sociología holista
Autor/es:
EDUARDO GONZÁLEZ PEÑA; MARIANO MILLÁN
Libro:
Perspectivas Sociológicas
Editorial:
EUDEBA
Referencias:
Lugar: Buenos Aires; Año: 2015; p. 109 - 162
Resumen:
Para comprender las preocupaciones de la sociología holista quizás sea
preciso comenzar mirando fenómenos cotidianos con una lente distinta de
la habitual. Solemos sentir que cada una de las cosas que hacemos es elegida
por nosotros. Así decidimos, porque consideramos que nos gusta, usar
determinadas prendas de ropa, escuchar tal o cual música, comer ciertos
alimentos, defender una opinión política, etc. Pronto nos encontramos con
que muchas otras personas en nuestra sociedad escogen atuendos, melodías,
comida e ideologías similares, lo cual suele ser leído como una confirmación
de nuestras apetencias ?si todos optan por esto es porque es bueno?.
Ante estas cuestiones el enfoque de la sociología holista hace una serie
de cuestionamientos que violentan en gran medida la consideración de
nosotros mismos como individuos libres, dejando por fuera de su campo
de interés el hecho de si se trata de elecciones correctas o no, preguntándose:
¿a qué se debe que tantos sujetos hayan elegido lo mismo? ¿Podemos atribuir tal coincidencia al azar? ¿Y los cambios en las elecciones, esos
que implican el vuelco en las opiniones de miles y miles de personas, se
producen porque casualmente todos esos sujetos mudan sus opiniones casi
al mismo tiempo? ¿Es una fatalidad del destino o se ponen de acuerdo
para hacer tal vuelco en sus inclinaciones? En todo caso las preguntas más
duras serían: ¿los individuos son quienes deciden? Si es así: ¿en qué condiciones
lo hacen? ¿Existen fuerzas ajenas a los individuos que terminan
sometiéndolos? ¿De dónde provienen?
Estas dudas presentadas por el pensamiento sociológico holista remiten
a una de las cuestiones fundamentales de las ciencias sociales: existe
algo que va más allá de los individuos, que es más grande y poderoso que
ellos. Tal fenómeno, por sus características empíricas, es plausible de ser
conceptualizado por la ciencia, la cual lo ha denominado ?sociedad?.3
Para esta corriente sociológica pensar lo social exige colocarlo en un
lugar más alto y complejo que una mera suma de individuos. La convivencia
de seres humanos forja una totalidad con un orden propio, independiente
respecto de las voluntades de las personas que participan en él, envolviéndolas
y haciéndolas dependientes de tal colectividad.
En este sentido podemos ver que ?Dios?, ?inmortalidad?, ?libertad?,
?humanidad?, ?Patria? o ?igualdad? son algunos conceptos que generan
(o deberían generar) en nosotros, los sujetos, cierto tipo de sentimientos
y pensamientos. De alguna forma nos gobiernan sin que lo advirtamos e
incluso pueden crecer dentro nuestro hasta convertirse en el punto de partida
de sistemas de pensamiento o de obras de arte, pero lo más interesante es
que nunca dejan de ser pensamientos y sentimientos que se nos imponen,
como si fueran una herencia con el fascinante poder de poseernos.4 Así,
por ejemplo, cuando oímos el nombre de Dios deberíamos experimentar
temor y reverencia o cuando se habla de la figura de un presidente o de un
juez deberíamos sentir respeto. Es como si lo que tenemos que pensar y
sentir estuviera prescripto y trazado de antemano.
Ante ello tal vez alguno de nosotros ha sospechado, consciente o inconscientemente,
que toda nuestra educación ha consistido en injertar en
nosotros esos sentimientos y pensamientos en vez de dejar en nuestrasmanos su elaboración.5 Es como si la educación se tratara de un proceso
continuo de imposición de maneras de ver, sentir y actuar a las cuales no
hubiéramos llegado espontáneamente.6
Entonces, los pensamientos y sentimientos tan nuestros que parecen
brotar de nuestro interior, cuando analizamos las cosas de forma más rigurosa,
son manifestaciones de un orden superior. Esos contenidos de nuestra
consciencia fueron dados por el medio social, a través de una inculcación
que se inicia en nuestra infancia, para luego hundir sus raíces más o menos
profundamente en cada uno de nosotros. Es por ello que tales manifestaciones
individuales deben ser explicadas en función del orden social.
Es esperable reaccionar en contra de semejante idea sobre nosotros,
puesto que supone que somos una mediación, que amamos, luchamos y
morimos únicamente en función del todo social.7 Sin embargo, creer tener
imperio sobre las cosas, cuando en realidad no contamos con él, es una
causa de debilidad epistemológica.8
Tal vez masticando y digiriendo una de las perspectivas sociológicas
más importantes podamos conocer sobre semejantes dudas. Después de
todo, las dudas son la base del conocimiento.