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Hacia fines del siglo XX la Teoría Sintética de la Evolución (TSE), marco fundamental de estudio de la evolución biológica, comenzó a ser revisada y ampliada. Las primeras críticas importantes hacia la TSE surgieron alrededor de la década de 1970 y se centraron, tanto en supuestos y principios fundamentales de la ´síntesis´, como en su carácter excluyente de otros abordajes del estudio de la evolución biológica, en particular, de los provenientes de la embriología (Gould 2002). En este sentido, el surgimiento de la Biología Evolutiva del Desarrollo (Evo-Devo) hacia la década de 1990, ha tenido un rol fundamental en esta ampliación ya que se ha propuesto como una subdisciplina capaz de integrar el estudio de los fenómenos y procesos evolutivos con los propios del desarrollo ontogenético de los organismos. Sin embargo, numerosos debates se han suscitado en torno a las características y aportes efectivamente novedosos e integradores de Evo-Devo. En este contexto, el objetivo de nuestro trabajo consiste en analizar los aportes que Evo-Devo ha ofrecido a la biología evolutiva, en particular, en relación con tres conceptos clásicos de la misma: unidad de evolución, de selección y de herencia. Para dimensionar estos aportes, se los comparará con aquellos desarrollados por la TSE. Nuestra hipótesis es que, en términos generales, en el marco de Evo-Devo no se han producido modificaciones en la concepción y delimitación de las posibles unidades de selección y de evolución. Sin embargo, los aportes más novedosos de Evo-Devo parecen relacionarse con la conceptualización de nuevas unidades de herencia involucradas en los procesos del desarrollo y evolutivos.El problema de delimitar cuáles son las unidades de selección y de evolución que deberían formar parte del estudio de los fenómenos y procesos evolutivos ha sido de particular importancia en las críticas que surgieron hacia la TSE en la década de 1970. La denominación de ?unidades de selección? refiere a aquéllas entidades biológicas que pueden ser ´blancos´ de la acción de la selección natural, mientras que por ?unidades de evolución? se entienden aquéllas entidades que cambian en el tiempo como consecuencia de la acción de cualquier mecanismo evolutivo. En el marco de la TSE, se consideró principalmente al gen como la unidad de selección, y a la población como la unidad de evolución. En contraposición, desde las mencionadas concepciones críticas que surgieron en la década de 1970, se propuso una concepción jerárquica y ampliada de las unidades de selección, terminando por ser aceptado que tanto el gen como el organismo y la especie pueden funcionar como tales (Gould 2002). Sin embargo, las discusiones en torno a las unidades de evolución no cobraron mayor relevancia, ni resultaron en desarrollos teóricos novedosos.Por estas razones, no resulta trivial preguntarse si en la ampliación propuesta en Evo-Devo se presentan elementos novedosos en relación con las concepciones de unidades de selección y de evolución. En principio, encontramos que estos conceptos no han tenido un rol importante en las críticas explícitamente desarrolladas desde Evo-Devo hacia la TSE. Sin embargo, dada la diversidad de programas de investigación abarcados por Evo-Devo, cabe distinguir en este análisis cómo se conciben las unidades de selección y evolución para cada uno de ellos (Muller 2008). Por ejemplo, en el programa de investigación centrado en el estudio de la genética evolutiva del desarrollo (el programa actualmente más desarrollado de Evo-Devo), los sistemas del desarrollo parecen concebirse básicamente en términos de genes y sus productos. Así, en este programa, las concepciones acerca de las unidades de selección y evolución no parecen presentar mayores diferencias respecto de las propuestas en la TSE. Sin embargo, en otros programas, tal como en el de la epigenética, en el cual se incorporan en el estudio de los fenómenos evolutivos las relaciones entre los organismos en desarrollo y su ambiente, pareciera considerarse a esas relaciones como unidades de selección o de evolución.Por otra parte, a diferencia de lo que ocurre con las unidades de selección y de evolución, desde Evo-Devo sí se ha debatido explícitamente la propuesta de nuevas unidades de herencia. En el marco de la TSE, el gen fue la única unidad de herencia considerada, y esto no ha sido mayormente discutido hasta los últimos años. Así, uno de los aportes más reconocidos de Evo-Devo ha sido el poner en discusión las concepciones clásicas respecto del concepto de herencia y la ampliación de su significado, desarrollándose variadas propuestas teóricas al respecto. Fundamentalmente, estas propuestas introducen nuevos elementos relacionados con la herencia al incluir específicamente el estudio del nivel organísmico, en particular, de los procesos del desarrollo, en el estudio de la evolución: "Las unidades de herencia son recursos del desarrollo que re-ocurren confiablemente en cada generación, e interactúan con los otros recursos para reproducir el ciclo de vida" (Griffiths y Gray 2004, p. 8). Así, en términos generales, se proponen en Evo-Devo nuevos factores, además de los genes, que permiten la re-ocurrencia transgeneracional de fenotipos (Jablonka y Lamb 2010), a la vez que se destacan las posibles consecuencias que los cambios que ocurren a los organismos durante su vida pueden tener en términos evolutivos. En este marco, ha surgido una diversidad de posturas y debates respecto de cuáles serían esos factores heredables alternativos, así como también acerca de la importancia que efectivamente esos factores pueden tener en la evolución.En base a lo presentado, se propone en este trabajo analizar críticamente las concepciones de unidades de selección, de evolución y de herencia en los diferentes programas de Evo-Devo, aportando así a la discusión en torno al alcance que los aportes de esta subdisciplina efectivamente pueden tener en la extensión y ampliación de las teorías evolutivas.