IEGEBA   24053
INSTITUTO DE ECOLOGIA, GENETICA Y EVOLUCION DE BUENOS AIRES
Unidad Ejecutora - UE
capítulos de libros
Título:
Determinacion del sexo en Primates no-humanos: meiosis y cromosomas sexuales
Autor/es:
-STEINBERG, E.R.;; M.D. MUDRY,
Libro:
Manual de Primatologia Latinoamericana
Editorial:
Soc. Cubana para la Ciencia del Animal de Laboratorio
Referencias:
Lugar: La Habana; Año: 2012; p. 21 - 35
Resumen:
Desde la antigüedad, numerosos científicos han intentado dilucidar cómo es determinado el sexo de un individuo. Con el correr de los años, a medida que el conocimiento sobre el tema se expandía, la respuesta a esta pregunta ha sufrido cambios radicales. En la edad antigua, Aristóteles afirmaba que el sexo era determinado por el “calor” del macho durante el apareamiento. A más “acalorada” la pasión, mayor era la probabilidad de descendencia masculina. Bajo esta perspectiva, las hembras eran consideradas machos cuyo desarrollo era interrumpido prematuramente, porque el “frío” del útero materno contrarrestaba el “calor” del semen del padre. Esta idea fue aceptada por el anatomista Galeno (200 DC), que describió a las hembras como machos poco desarrollados, cuyos genitales eran iguales a los masculinos, sólo que eran representaciones internas de estos (dados vuelta de afuera hacia adentro) [1]. Hasta el S XX se creía que el ambiente (temperatura y nutrición en particular), era importante en la determinación del sexo. En 1980, Geddes y Thomson en su revisión sobre el tema, argumentaron que factores que favorecieran el almacenamiento de energía y nutrientes predisponían a descendencia femenina, mientras que factores que favorecieran la utilización de estos, predispondrían a descendencia masculina [1]. En 1891 H. Henking publicó la descripción morfológica de la espermatogénesis del heteróptero Pyrrhocoris apterus, en la cual se describió un cuerpo cromatínico como “Cromosoma X”, por su inusual tinción durante la profase meiótica. Estas observaciones fueron interpretadas por McClung y Wilson, quienes asumieron que la presencia de uno o dos “Cromosomas X”, determinaba la decisión binaria hacia macho o hembra en los sistemas X0-XX [revisado en 2]. A partir de ese momento fue acumulándose evidencia sobre la determinación del sexo por herencia nuclear. Hoy sabemos que, en diferentes especies de vertebrados, tanto mecanismos ambientales como mecanismos internos pueden operar en este proceso.