IDACOR   23984
INSTITUTO DE ANTROPOLOGIA DE CORDOBA
Unidad Ejecutora - UE
capítulos de libros
Título:
Sobre miedos en Villa La Tela
Autor/es:
LIBERATORI MARINA
Libro:
Merodear la ciudad´. Miradas antropológicas sobre espacio urbano e inseguridad en Córdoba
Editorial:
Editorial de la Facultad de Filosofía y Humanidades- UNC- ISBN: EN TRÁMITE
Referencias:
Año: 2014; p. 57 - 75
Resumen:
P { margin-bottom: 0.21cm; direction: ltr; color: rgb(0, 0, 0); }P.western { font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; }P.cjk { font-family: "WenQuanYi Zen Hei Sharp"; font-size: 12pt; }P.ctl { font-family: "Lohit Devanagari"; font-size: 12pt; } En este artículo intentaré comprender cómo las personas que viven en villa La Tela de Córdoba construyen sentidos sobre el miedo y el peligro. Cuando actualmente se habla de miedo en Argentina, se tiende a asociarlo con la inseguridad y el delito. Aquí el problema de la inseguridad se ha venido posicionando, desde hace ya dos décadas en primer lugar dentro de la agenda pública. Es así como la inseguridad está casi siempre vinculada a las clases más favorecidas. En este sentido, diferentes autores sostienen que existen discursos enunciados por agentes de la policía, sectores políticos y ciertos medios de comunicación que responsabilizan de la inseguridad urbana especialmente a personas de bajos ingresos que viven en sectores empobrecidos de la ciudad. (Puex, 2003; Isla y Míguez, 2003 y 2010; Kessler, 2007, 2009; Auyero, 2013) Este trabajo se enmarca en mi tesis de maestría en donde intento comprender cómo experimentan el fenómeno de la inseguridad las personas que viven en una de las villas más grandes y antiguas de la ciudad de Córdoba. En otras palabras intento invertir el eje del problema social de la inseguridad convirtiéndolo en un problema sociológico Lenoir (1993). Así, propongo analizar cómo son construidos los miedos y peligros, justamente, en una villa, lugar que reviste de ciertos estigmas sociales. A partir del trabajo de campo que realicé en villa La Tela desde marzo de 2009 hasta mayo del 2012, pude observar que la categoría inseguridad, tan asociada a las clases medias y elites, me circunscribía la mirada sólo a los delitos. Sin embargo, en La Tela, si bien es cierto que el delito y la percepción de inseguridad son una preocupación concreta, existen otros muchos miedos y diferentes sentidos sobre lo que es o no peligroso. Por tanto, es que decidí abandonar la categoría de inseguridad y usar para el análisis categorías como miedo y peligro. Me interesa abordar la temática de los miedos porque implica sumergirse en el mundo de las emociones y las subjetividades. Como veremos a lo largo del texto, las emociones son una ventana interesante para acceder al universo de sentidos de las personas. Son construidas socialmente y mediadas culturalmente, por tanto, nos permiten analizar las interdependencias, las interrelaciones sociales, los procesos por medio de los cuales los sujetos clasifican a los otros y a sí mismos. A partir de las emociones podemos, también, comprender sus prácticas y los significados que ellos mismos les otorgan. Veremos entonces que las emociones, como el miedo, son construcciones sociales que se encuentran atravesadas por un contexto histórico, político, económico, cultural determinado. Contexto que no está dado de una vez y para siempre, sino que va fluctuando en los cambios que van aconteciendo en las relaciones personales. Lejos de ser sólo parte de la subjetividad personal de cada agente, a partir de las emociones las personas sienten y clasifican el mundo y por eso mismo se traducen en acciones políticas concretas. Así, el ?sentimiento de inseguridad? que ocasionan las villas frente a personas que no viven en ellas, es una de las causas de que se vengan desarrollando políticas de seguridad que tienden a discriminar a los moradores de estos lugares. A su vez los habitantes de la villa temen a ciertas cosas según sus posiciones y las relaciones sociales que establecen con sus vecinos. Muchos tienen miedo y vergüenza de vivir en una villa porque pueden ser confundidos con esos otros que refuerzan los estigmas que se tienen sobre los villeros. Como vimos existe una imagen sobre los que vive en villas que tiende a asociarlos con personas que se dedican a actividades delictivas, ilegales, inmorales. Por su parte, los moradores de villa la Tela comparten también este tipo de caracterizaciones sobre el lugar donde viven. En este sentido, vimos que los miedos son socialmente construidos y culturalmnete compartidos. Un tornado en el año 2003 marcó un antes y un después en la vida de los moradores de villa La Tela. A partir de allí se puso de manifiesto el miedo, la vulnerabilidad ante las catástrofes naturales. Ese contexto desolador marcó cuan frágil puede ser la vida humana y más aun la vida de las personas que viven en condiciones precarias. En este sentido podemos reflexionar en torno a cómo hay ciertas vidas que parecieran tener más valor social que otras. De esta manera, vimos que el tornado no afectó de igual manera a la villa, que a los barrios aledaños. Los materiales con los que estaban construidas las viviendas marcaron la diferencia respecto de los desastres que ocasionó el ventarrón. A su vez, después del tornado la villa sufrió algunas modificaciones materiales respecto del paisaje cotidiano y las viviendas de los vecinos. Entonces las categorías de adelante y al fondo cobraron sentido para clasificar a los otros. A partir de allí, el espacio ajeno se comenzó a percibir como un lugar peligroso para ser temido. Los de adelante quedaron ubicados en una zona con aspecto de barrio, que le dio el trazado y apertura de calles, la reconstrucción de las casas, la nueva institución estatal CIC, los servicios sociales como el agua de red y la luz eléctrica. Mientras que el fondo continuó manteniendo el aspecto de villa. Otras categorías como buenos y choros hacen sentido a la hora de delimitar a esos otros con lo que no se quiere ser confundidos. En este sentido, el género, el rango etario y el tiempo de residencia en la villa establece algunas diferencias entre los vecinos sobre sus miedos. Para algunos el uso de las violencias o la inmersión en una economía clandestina está orientado a ganar respeto y visibilidad tanto dentro, como fuera de la villa. Entonces ciertas prácticas como robar, traficar droga, huir de la policía, ser detenido, consideradas peligrosas por otras personas, se vuelven atractivas principalmente jóvenes varones. En un contexto social donde son invisibilizados, discriminados, donde se han enfrentado desde muy pequeños a privaciones y condiciones precarias de vida, el uso de las violencias para ganar respeto se vuelve una estrategia bastante seductora. Volverse peligrosos para otros, tal vez sea una manera eficaz de conseguir no sólo bienes materiales, sino canalizar su bronca. Broncahacia unasociedad que parece no considerarlos y que los ubica, en el mejor de los casos, en un lugar digno de lástima y compasión en el que, muchas veces, no quieren permanecer. Por otra parte, también es una forma de desarrollar adrenalina en la que encuentran cierto placer que se comparte con el grupo de pares. Para finzlizar, podemos decir que siempre los miedos se construyen en relación a un otro y en ese sentido son figurativos. En otras palabras, los miedos se constituyen a partir de las relaciones de interdependencia que se tienen con un otro tanto dentro, como fuera de la villa.