IDACOR   23984
INSTITUTO DE ANTROPOLOGIA DE CORDOBA
Unidad Ejecutora - UE
artículos
Título:
Primeros fechados radiocarbónicos para el Sector B del sitio Alero Deodoro Roca (Ongamira, Córdoba, Argentina)
Autor/es:
CATTANEO. G.R.; IZETA, ANDRES DARIO; TAKIGAMI, MAI
Revista:
Relaciones de la Sociedad Argentina de Antropología
Editorial:
Sociedad Argentina de Antropología
Referencias:
Lugar: Buenos Aires; Año: 2013 vol. 38 p. 559 - 567
ISSN:
0325-2221
Resumen:
La arqueología de las Sierras Centrales argentinas fue construida a través de una serie de caracterizaciones cronológicas y contextos arqueológicos asociados construida por el Dr. Alberto Rex González entre las décadas de los años 50 y 60 (González 1960). Para llevar adelante dicha construcción utilizó sitios claves, con secuencias maestras, siendo uno de los principales el Alero Deodoro Roca, situado en el valle de Ongamira, Depto. Ischilín, en el norte de la provincia de Córdoba (Figura 1). El Alero Deodoro Roca es conocido desde principios del siglo XX, pero no fue hasta la década de 1930 que se centró el interés en las ocupaciones prehispánicas del valle. Aníbal Montes (1943) fue quien comenzó con una serie de excavaciones no sistemáticas donde definió dos sectores dentro del sitio: A y B (Figura 2). La descripción de las primeras excavaciones que comenzaron en el sector A del Alero Deodoro Roca y alcanzaron algunas porciones del sector B, fue publicada en las actas del Congreso de Historia Argentina del Norte y Centro llevado a cabo en la ciudad de Córdoba en el año 1941, evento en el cual también se creó el Instituto de Arqueología, Lingüística y Folklore de la UNC (Bonnín 2008). En ese mismo volumen González (1943) hace una descripción del material hallado en estas excavaciones. De estos trabajos de campo no se cuenta con registros sistemáticos, aunque sí con restos de colecciones que se encuentran en el Museo de Antropología de la FFyH, UNC, y probablemente en otros museos de Argentina. El interés de Montes en encontrar el hombre fósil que habría habitado este alero, orientó el trabajo de campo a la búsqueda de restos humanos de gran antigüedad. Este interés, sin duda, marcó la metodología de excavación centrada en la remoción de grandes volúmenes de sedimento con el fin de llegar a las partes más profundas de la estratigrafía del sitio y el sondeo de áreas intermedias desde el sector A hasta llegar al sector B. En este sentido durante sus trabajos fueron hallados nueve esqueletos, muchos de los cuales por cuestiones tafonómicas y la metodología de la época no fueron preservados. Sólo algunos cráneos sobrevivieron y fueron llevados por González al American Museum of Natural History (AMNH), lugar en donde se encuentran en la actualidad (Aricanli comunicación personal, González comunicación personal). En el año 1950, Alberto Rex González junto con Osvaldo Menghin (acompañados por Aníbal Montes), vuelven a Ongamira y plantean una excavación en el Sector B de igual magnitud que la llevada a cabo en el sector A (Bianciotti 2005, González 2008) (Figura 2, Figura 3a). En esta oportunidad realizan un grillado del sector noreste (B) del sitio de unos 44 metros de ancho (en sentido E-O) y unos 20 metros de profundidad (en sentido N-S). Este grillado se compuso de 220 cuadrículas de 2 metros de lado (Figura 3a). De este reticulado se seleccionaron 31 cuadrículas que fueron excavadas desde la superficie hasta los 2,8 metros de profundidad, aunque algunas superaron esa marca (ver Menghin y González 1954: Figura 5). Entre las cuadriculas seleccionadas se realizó una trinchera siguiendo la línea de goteo del alero lo que les permitió obtener un perfil E-O y otra trinchera para obtener un perfil N-S. Estas dos se cruzaban en la zona central de la acumulación de restos materiales (sector central del cuadriculado). Esto coincidió con la zona de mayor altura de abundancia de restos arqueológicos, que según la descripción de Menghin y González, poseía forma monticular (Menghin y González 1954). Luego de estas excavaciones que se resumen en la publicación de 1954, Aníbal Montes vuelve a excavar el sector A en los años 1957 y 1958, ampliando las excavaciones de las décadas de 1930 y 1940 (Figura 2, FDAM Caja 1, Folio 6). Allí, excava un área de unos 4 x 4m y unos 6 m de profundidad y una trinchera de unos 25 metros de largo que saliendo del sector anteriormente nombrado avanza en dirección noreste hacia los sectores más bajos del terreno . Algunas falanges de camélidos y otros restos de cultura material que se encuentran en la Reserva Patrimonial del Museo de Antropología (FFyH, UNC) nos ha permitido hacer algunas interpretaciones acerca de las ocupaciones del sector A (Izeta y Bonnin 2009, Cattáneo e Izeta 2011, Costa et al. 2011).