IGEBA   23946
INSTITUTO DE GEOCIENCIAS BASICAS, APLICADAS Y AMBIENTALES DE BUENOS AIRES
Unidad Ejecutora - UE
congresos y reuniones científicas
Título:
Control geomorfologico sobre las inundaciones en Puerto Madryn, provincia de Chubut
Autor/es:
MARCOMINI SILVIA; BUNICONTRO MARÍA PAULA
Lugar:
San Luis Capital - San Luis
Reunión:
Congreso; 1º Congreso Argentino de Geologia Aplicada a la Ingeniería y al Ambiente; 2018
Institución organizadora:
ASAGAI
Resumen:
La ciudad de Puerto Madryn está ubicada en el sector occidental del Golfo Nuevo, provincia de Chubut (42°46? S-65°2?O), y representa una de las ciudades costeras y turísticas más importantes de la Patagonia. Desde 1940 al presente la ciudad no ha dejado de expandirse, registrando un desarrollo máximo con la instalación de la planta de aluminio Aluar (inaugurada en 1974). Entre los ´70 y ´80 la población se triplicó, mientras que sólo entre 2001 y 2010 aumentó un 40%, estimando una población actual cercana a los 100 mil habitantes permanentes (INDEC, 2010). Como consecuencia de este crecimiento poblacional desmedido, la superficie de terreno urbanizada e impermeabilizada aumentó, favoreciendo el escurrimiento superficial en períodos de precipitaciones. El objetivo de esta contribución es analizar la morfología costera original de la ciudad y su vinculación directa con los puntos que periódicamente son afectados por las inundaciones. Se considerará como caso puntual el evento pluvial registrado en enero de 2016. Geomorfológicamente, Puerto Madryn está asentada sobre una topografía irregular representada por terrazas fluviales, bajos inundables, pedimentos, terrazas de acreción marina integradas por cordones litorales, que a su vez, está atravesada por cursos fluviales de régimen efímero que se desarrollan desde el oeste hacia el mar. La mayoría de estos rasgos están enmascarados por la urbanización actual, resultado de acciones como rellenos, nivelaciones y movimientos de tierra, por lo que las morfologías originales sólo pueden identificarse en fotografías aéreas históricas.La región presenta un clima semiárido. Si bien la precipitación media anual es de 181 mm (1902-2016) (Colombani, 2016), su distribución es irregular a lo largo del año, concentrándose en períodos cortos, con registros de precipitación acumulada que pueden alcanzar hasta el 50% de la precipitación media anual (Bilmes et al., 2016). Para estos autores, un evento extremo de precipitación es considerado cuando el registro supera los 50 mm diarios. Recientemente en el año 2016, la ciudad registró una precipitación máxima para el mes de enero de 64 mm, de los cuales 57 fueron sólo en un día (21 de enero) (Colombani, 2016). Si bien en este caso, se emitió un alerta meteorológico, el pronóstico de la magnitud del evento fue deficiente. Las consecuencias directas fueron la inundación de calles, veredas, casas y comercios en distintos barrios, colapso del sistema de drenaje y desagües pluviales y la ruptura del paseo costanero (Fig. 1). Anteriormente, eventos similares ya habían sido documentados en 1985, 1991, 1992, 1998, 2013 y 2014 (Monti, 1996; Bilmes et al., 2016). Se realizó una comparación entre la ubicación de los puntos más afectados de la ciudad (Bilmes et al., 2016) y su ubicación sobre la fotografía aérea del año 1957 (oportunamente georeferenciada y superpuesta a una imagen satelital Google Earth 2017), en la cual se observan los rasgos morfológicos originales de la bahía, precedentes al desarrollo de la urbanización. Al mismo tiempo, sobre ambas imágenes, se superpuso la red de drenaje, trazada sobre la base de un modelo de elevación digital del terreno (DEM) del 2012 previamente procesado mediante el programa Global Mapper.Como resultado de este análisis, se observa que los sitios más afectados se corresponden originalmente con depresiones naturales asociadas a paleocauces, bajos con lagunas efímeras sin conexión con el mar y depresiones entre cordones litorales (Fig. 2). Precisamente, en algunos casos, las calles inundadas se localizan en zonas de confluencia de cauces (Cuadro A-Fig. 2) o se alinean perfectamente con los bajos desarrollados entre distintos sistemas de cordones litorales (Cuadro B-Fig. 2). Es decir, que la ubicación de los sitios inundables responde a la topografía, la cual sigue la morfología original del terreno. Sin embargo, sus variaciones o irregularidades no ha sido contemplada en la planificación del desarrollo urbano, especialmente en los sectores más vulnerables en donde el loteo de viviendas resulta más desorganizado y deficiente. El drenaje deficiente de pluviales y la obstrucción de lugares naturales de escurrimiento superficial son factores agravantes del control geomorfológico de las inundaciones (Bilmes et al., 2016). Sumado a esto, el diseño reticulado de las calles asfaltadas y su disposición preferencialmente perpendicular a la costa favorece el rápido escurrimiento superficial hacia el mar, disminuyendo la infiltración. Como consecuencia, se genera otra problemática: erosión de playa localizada en la desembocadura de los desagües pluviales y segmentación de la duna costera, favoreciendo el desbalance sedimentario en el sistema costero natural (Bunicontro, 2018). Para definir estrategias de manejo es necesario identificar las causas que provocan el fenómeno en cuestión (inundaciones, erosión, etc.), partiendo de un conocimiento del medio en un contexto espacial y temporal. Se ha reconocido en la fotografía histórica que las planicies de inundación de los cursos fluviales originales así como las depresiones elongadas entre los cordones litorales, controlan actualmente el sistema de drenaje y el escurrimiento del flujo (ya sea hacia el mar u obturándolo). Por ello, para este caso en particular, el análisis de la geomorfología representa una herramienta fundamental que permite comprender los factores naturales que controlan la localización de los sitios inundables. Se considera además, que este tipo de estudio resulta de gran utilidad para hacer un correcto uso del territorio y aplicarlo en la planificación de futuras urbanizaciones.