INVESTIGADORES
WECKESSER Cintia
capítulos de libros
Título:
El mito de la justicia y el paradigma punitivo
Autor/es:
COSACOV, PLAZA, WECKESSER Y OTROS
Libro:
Crítica y Mito
Editorial:
Brujas
Referencias:
Lugar: Córdoba; Año: 2012; p. 49 - 60
Resumen:
Lo que no se ha borrado en nuestra cultura racionalizada, es el mito de la pena. Todo el edificio racional se sostiene porque junto a él existe un imaginario que otorga sentido al castigo. Un sentido de justicia punitiva que sólo se puede comprender a partir de un principio de retribución incondicionado respecto a cualquier instrumentación del castigo para otros fines. Es un fin en sí mismo, con independencia de su utilización productiva para el poder en múltiples dispositivos. El discurso jurídico justifica la pena en la equivalencia entre el mal infligido al ?culpable? (la pena) y el mal causado (delito) por éste. Se trata de una equivalencia de valor, de lo que merece el culpable por su acto. Pero esta equivalencia es inhallable analíticamente porque se apoya en el supuesto de la identidad de la voluntad que cometió el delito y la que sufrirá un mal físico y moral. En el presente trabajo nos proponemos contribuir con la tarea de demitologizar la pena. No se trata solamente de tomar conciencia del ?revestimiento mítico? con el que se presenta la cuestión de la pena a través de la historia, distanciándonos para poder referenciarla en nuestra cultura contemporánea, sino también de una deconstrucción del nivel literal en el que se presenta la pena en el discurso penal. Tampoco se trata de una ?desmitificación? a secas, sino de un intento de captar mejor el sentido de la pena. Significa llevar la lógica de la pena a su esfera de validez y privarla así de su fundamentación onto-teológica. A la dificultad de demitologizar un mito, se suma en este caso que se trata de un mito de apariencia lógica. La demitologización implica, por un lado, liberarnos del mito renunciando a él. Pero por otro, reconocerlo para ?liberar su fondo simbólico?, como recuerda Paul Ricoeur , siguiendo las huellas de Bultmann. Ricoeur intenta reconducir el mito en ruinas de la teología penitencial que enfatiza el relato cristiano de la deuda irredimible del hombre con Dios, hacia una lógica del don en el que cada uno de los términos escatológicos fundamentales es reinterpretado. Por ejemplo, la idea de pecado como falta que será castigada por Dios, es reinterpretada como desenraizamiento. No hay punición sino dolor por un estado espiritual lamentable. En su crítica, Ricoeur no solamente intenta quitarle a la interpretación teológica de lo sagrado el carácter juridizante de la teología penitencial, sino también poner en evidencia con su crítica el movimiento inverso que sacraliza lo jurídico. Todo el carácter ceremonioso y litúrgico presente en el rito judicial, sobre todo cuando se trata de la imposición de un mal (la pena), intenta investir de sacralidad a la mundana misión de los jueces. En nuestra cultura se encuentran activos los dos núcleos de mitificación señalados por Ricoeur en el campo punitivo. La imposibilidad de una reducción sin resto del fondo mítico de la pena en el pensamiento jurídico liberal -dominante en nuestra sociedad-, se pone en evidencia cuando esa racionalidad encuentra un límite en la analíticamente inhallable equivalencia entre el crimen y el castigo y entre la voluntad que causa el mal y la que lo sufre.