INVESTIGADORES
BONICATTO Virginia
congresos y reuniones científicas
Título:
Mario Palanti y el impacto de su arquitectura en Buenos Aires
Autor/es:
BONICATTO, VIRGINIA
Lugar:
Buenos Aires
Reunión:
Congreso; Humanistas italianos en América Latina. impacto y persistencia en la crítica latinoamericana; 2023
Institución organizadora:
Facultad de Filosofía y Letras UBA
Resumen:
Mario Palanti nació en Milán el 20 de septiembre de 1885, en una familia humilde y como el menor de dos hermanos. Su padre Giovanni trabajaba como carpintero y su madre, Virginia De Gasperi, como costurera. Fue el hermano mayor, Giuseppe (1881-1946), quien marcó el camino académico del arquitecto. Con 15 años, mientras trabajaba como diseñador de telas para pagar los estudios, Giuseppe comenzó su formación en la escuela superior de arte del Castillo Sforzesco dedicada a la industria y en la Scuola degli arteficci de la Academia de Brera. Una vez formado como artista de renombre, se dedicó a dictar clases de pintura en dicha academia. Giuseppe contrajo matrimonio con Ada Romussi, hija de Carlo Romussi -¬un importante personaje del ambiente cultural milanés de fines de siglo XIX- y logró un lugar en la elite cultural de principios de siglo XX. En 1897, con doce años y siguiendo los pasos de su hermano, Mario Palanti se inscribió en la Academia di Belle Arti di Brera para realizar allí estudios de pintura. Para ello recibió la ayuda de la beca Daniele Businello otorgada por la Cassa di Risparmio delle Provincie Lombarde sin la cual la experiencia en Brera probablemente se hubiera visto interrumpida. En 1909, se graduó como profesor de dibujo arquitectónico, sin embargo, contrario a muchos de sus connacionales, nunca ejerció la docencia. La información disponible sobre el período formativo de Palanti es ambigua y proviene, principalmente, de la introducción a su primer libro escrita por Giulio Carotti, profesor del curso de Historia de la Arquitectura de la Arquitectura de la Accademia di Belle Arti di Brera a partir de 1903. De acuerdo a Carotti, como alumno Palanti se destacó en las artes plásticas; estudió con Giuseppe Mentessi, Ferrari y Gaetano Moretti para luego tomar cursos en la escuela especial dirigida por Camillo Boito, quien impulsaba la creación de un arte que representara a Italia teniendo en cuenta los nuevos materiales y técnicas constructivas; a ello debemos sumar el interés por las nuevas tipologías, técnicas constructivas y materiales -como el hormigón armado- que se experimentaban en el contexto milanés y turinés de fines de siglo XIX e inicios del XX. Moretti, su maestro, propuso a Palanti como arquitecto del Coniceto Nazionale per le Esposizioni e le Esportazioni Italiani all’Esteri, rol que le permitió llegar a Buenos Aires el 1 de mayo de 1910 como parte de la Comisión Oficial italiana encargada de la construcción del Pabellón italiano para la Exposición del Centenario de la Revolución de Mayo coordinada por el ingeniero Luigi Luigg). Su viaje fue precedido por el del edificio que, desmembrado, arribó poco antes al puerto de Buenos Aires: las piezas en hierro diseñadas y fabricadas en Italia alcanzarían su forma final en Buenos Aires. Las tareas de ensamblaje y construcción contaron, entre otros, con la participación de Francesco Gianotti y Angelo Valdemarca, condiscípulos de Palanti. Como en un acto de agradecimiento a quien guió su carrera, hacia el final de la obra, el arquitecto convocó a su hermano Giuseppe para realizar los frescos que decorarían la fachada principal. Los trabajos en el pabellón se iniciaron en abril y se prolongaron por casi tres meses. Transcurrido este plazo, la Comisión emprendió el regreso a Italia, a excepción de Palanti quien, con 25 años, decidió permanecer en Buenos Aires ante la oferta de trabajo. Durante casi tres décadas, Palanti trabajó en la Argentina, alternando su estadía con viajes a Italia. En Buenos Aires su carrera tuvo un ascenso meteórico: instaló un estudio particular, se vinculó con sectores del poder local, recibió grandes encargos, construyó rascacielos, participó de concursos e intentó, incansablemente, definir una arquitectura que representara la modernidad. En efecto, entre 1910 y 1933, realizó un total de treinta y siete obras en el Río de la Plata a las que se suman decenas de proyectos poniendo a prueba su formación académica en un intento por dar solución a los problemas planteados por los nuevos programas en el contexto metropolitano rioplatense, tales como la gran escala o la masividad.