La nueva torre de Babel. Los rascacielos de Mario Palanti (1818-1971)

FERNANDO ALIATA Y VIRGINIA BONICATTO

Los Palanti. Su trayectoria en Italia, Argentina Uruguay y Brasil

Cedodal

Lugar: Buenos Aires; Año: 2015; p. 113 - 122

Desde sus años de formación en la Accademia di Brera y en sintonía con el debate decimonónico, Palanti mostró una predilección por las construcciones utópicas. Proyectos de grandes mausoleos, templos votivos o conventos son algunos de los ejemplos primigenios en la obra proyectual del arquitecto que luego encontraría un desafío en el diseño de la que es la tipología más representativa de la modernidad: el rascacielos.Si bien los proyectos utópicos eran frecuentes éntrelos alumnos de la Accademia, durante la década del veinte, Palanti encontró la rara posibilidad de desarrollar dos edificios en altura en los que pondría a prueba sus teorías: el Pasaje Barolo de 90 metros de altura en Buenos Aires y luego del Palacio Salvo, de 120 metros, en Montevideo. Los dos edificios, fueron señalados como ?Columnas de Hércules? del Río de la Plata por su ubicación como hitos urbanos, monumentos excepcionales de Montevideo y Buenos Aires, que compiten entre sí por lograr la mayor altura, pero a la vez intentan dialogar como ?faros? a escala territorial. Su creación refleja el impacto de las modalidades locales, la escala americana y los programas metropolitanos que no están directamente vinculados con el período formativo italiano del arquitecto, pero se transformaron en campo de desarrollo para la experimentación de un eclecticismo modernista. En este contexto, el Barolo y el Salvo quieren ser una manifestación que aúne la producción concreta con las ideas del arquitecto. Las moles resultantes tendrían todas las condicionantes que el mismo Palanti exigía en su prédica teórica llevando la invención a sus extremos y marcarían el inicio a una ?serie? de rascacielos que el arquitecto desarrollaría e intentaría materializar hasta el final de su carrera.