INVESTIGADORES
PAOLICCHI Leandro
libros
Título:
Discurso y Facticidad. Moral, Derecho y Política en Jürgen Habermas y Karl-Otto Apel
Autor/es:
LEANDRO PAOLICCHI
Editorial:
Suárez
Referencias:
Lugar: Mar del Plata; Año: 2009 p. 146
ISSN:
978-987-1314-79-9
Resumen:
El libro tiene por objeto a la ética del discurso de Apel y Habermas y dentro de ésta a un aspecto fundamental como es el problema de la aplicación de las normas morales. Asimismo, el libro no aborda la totalidad de los problemas que surgen en torno al problema de la aplicación sino el problema más especifico de la realización de una moral cuando no están dadas las condiciones socio-históricas para su realización. La ética del discurso, principal objeto de estudio de este trabajo, se ha denominado a sí misma heredera de la ética kantiana y así ha continuado con lo que ha considerado los mayores logros de esta tradición del pensamiento ético pero ha tratado de reformularla en aquellos aspectos más débiles. Uno de los puntos más importantes ha sido el que se refiere a la aplicación. La fundamentación kantiana concentrada en los problemas de fundamentación resuelve de un solo trazo el problema referido a la aplicabilidad del punto de vista moral, descuidando de alguna manera toda la problemática propia que se desarrolla a partir de aquí, por ejemplo, la relativa a las consecuencias de una acción moral. De allí que se haya calificado a la ética kantiana como rigorista. La ética discursiva he tratado de remediar este punto débil de Kant dando un lugar sumamente importante al problema de la aplicación. Sin embargo, así como una cantidad de problemas que acosaban a la ética kantiana han tenido su tratamiento dentro de la ética del discurso, otros sin embargo simplemente han pasado también a la ética discursiva. Aquí es donde se inserta propiamente este trabajo y a partir de donde traza algunos de sus objetivos. Lo que se propone en concreto no es discutir la fundamentación del principio del discurso, al menos no directamente, sino abordar la solución que tanto Apel como Habermas dan al problema de la aplicación del principio moral. El propósito de abordar a la ética del discurso por el lado de su aplicación es porque allí se evidencian con más claridad algunos de los puntos débiles que la ética de Apel y Habermas ha heredado del planteo kantiano y que no ha podido solucionar plenamente. Entre ellos el problema de la diferencia entre las normas morales y las normas jurídicas, la debilidad motivacional intrínseca a la ética del discurso y el déficit de legitimación que posee la restricción moralmente relevante de los llamados por Apel sistemas de autoafirmación. A mi entender, y aquí se encuentra la tesis central de este trabajo, algunos de los inconvenientes presentes allí pueden al menos mitigarse si se reconoce que quizás sería lícito hacer una modificación de la arquitectura del discurso práctico, columna vertebral del problema de la aplicación en la Ética del Discurso. Dicha reforma, en consonancia con las relaciones que es inevitablemente necesario considerar en torno al problema de la realización de la ética del discurso entre la moral, la política y el derecho, pasa por la fundamentación de un principio complementario al principio moral que en Apel está representado por el principio del discurso. Creo demostrar en el libro cuáles son, a mi juicio, las posibilidades dentro del umbral de legitimidad exigido por los propios planteos de Apel y Habermas para la fundamentación de dicho principio que, si bien no puede ser reconstruido desde los presupuestos del discurso argumentativo, sí puede ser reconstruido a partir de otro tipo de acción que no implica prima facie al discurso pero que no obstante puede ser conducido a él en virtud de la imbricación de toda acción humana con un trasfondo comunicativamente estructurado y, por lo tanto, intersubjetivamente constituido como es el mundo de la vida. Es de esta forma entonces cómo la ética del discurso, que en un principio se había propuesto no continuar con lo que percibía como errores del planteo kantiano, puede pensar en la realización histórica de un principio de tipo discursivo y declararse por lo tanto plena heredera de una forma de concebir la razón práctica, desarrollada por la Modernidad y coronada por Kant, en la que un individuo es considerado como igual a todos pero a la vez también como distinto a todos los demás.