Dispositivos y mecanismos de regulación de la conflictividad laboral: los planes sociales en Argentina pos 2001

GERARDO AVALLE; CANDELA DE LA VEGA

Buenos Aires

Congreso; XXVII Congreso Alas; 2009

Asociación Latinoamericana de Sociología

En los distintos bloques históricos uno puede identificar y diferenciar claramente los factores de cohesión e integración social ante los cuales se organiza la vida cotidiana de los individuos. En consecuencia, la comunidad, el territorio, la religión, etc., operan como dispositivos de demarcación de fronteras, límites e identidades. A finales del siglo XIX y sobre todo durante el siglo XX, el trabajo como principal organizador y productor de la socialidad, condensó una enorme cantidad de regulaciones y tensiones. Las resistencias que se fueron organizando a su alrededor, activaron un proceso de regulación y contención de la diversidad que este espacio empezaba a mostrar. El desmantelamiento de estos mecanismos y dispositivos a partir de los años 70 trajo como correlato una paulatina atomización y ruptura de lazos solidarios. Las sucesivas crisis por las que atravesaron los diferentes países de América Latina desde esa fecha evidenciaron los progresivos niveles de desigualdad generados en la región, y las manifestaciones crecientes de resistencias que denunciaban este modo específico de disposición de la ciudadanía. Como respuesta a ello, se diseñaron una serie de políticas que intentaran comprender y atender las problemáticas generadas por la desigualdad: desocupación, pobreza, precarización, etc. En el caso específico de la crisis que atravesó Argentina en el año 2001, se generó un enorme dispositivo de contención social. La implementación del plan Jefes de Hogar alcanzó a 2.000.000 de beneficiarios en menos de 6 meses. El presente trabajo propone asumir e indagar estas iniciativas de políticas y las que le sucedieron como tecnologías de gobierno que regulan el derecho al trabajo y donde operan una serie de mecanismos que capturan las demandas sostenidas por las luchas y las traducen a formas institucionalmente previstas que integran y fragmentan la demanda. Al tiempo que se apropian de los modos en que esa demanda se nominó y la resignifican en términos de derechos y obligaciones. El derecho al trabajo se vuelve diferencial, pero no en términos de reconocimiento, sino a través de la inscripción degrada de sujetos que resisten a la noción abstracta que esas categorías proponen.