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Dentro del amplio espectro de deportes modernos, en el siglo XX, en Europa, surgen ofertas deportivas destinadas únicamente a las personas llamadas biomédicamente "con discapacidad". Tal es el caso, por ejemplo, del movimiento del deporte silencioso, nacido en 1924 en Francia, reservado para las personas Sordas y del deporte adaptado, surgido en 1948 en Reino Unido, circunspecto para las personas con "discapacidades" motrices. En el presente, la existencia de estos espacios exclusivos es objeto de controversias en el ámbito del activismo por los derechos de las personas con "discapacidad", dado que cuestionan el principio de inclusión que rige las políticas de reconocimiento en la materia. A través de esta presentación, acudiendo a dos casos históricos acontecidos en la Ciudad de Buenos Aires, pretendo problematizar cómo, a inicios de los años 50, de modo paralelo e independiente, personas con discapacidad motriz y personas sordas, generarían ofertas deportivas propias, versiones locales de aquellas globales, a través de las cuales postularían, con diversos matices, identificaciones que cuestionarían la estigmatización que las negaba e inferiorizaba, nacida de perspectivas médico-patologizadoras. El espacio deportivo constituiría un medio que propiciaría sus luchas por el reconocimiento. Para ello, partiendo de dos investigaciones cualitativas más amplias, una realizada entre el 2007 y el 2011 y otra efectuada entre el 2016 y el 2018, pondré en diálogo la experiencia del Club Marcelo J. Fitte. Pro-Ayuda al Afectado por Parálisis Infantil, creado en 1950 de mano de sobrevivientes de dicha enfermedad y la de la Federación Deportiva Silenciosa Argentina, fundada en 1953 por un grupo de jóvenes sordos ex alumnos del Instituto Nacional de Sordomudos. El corpus trabajado se compone de revistas creadas por dichas instituciones, actas de reuniones, estatutos y entrevistas históricas.

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