INVESTIGADORES
SRUOGA Patricia
congresos y reuniones científicas
Título:
AVALANCHAS DE ROCA EN LA DESEMBOCADURA DEL ARROYO LOS NEVADOS, AFLUENTE DEL RÍO BARRANCAS, PROVINCIA DE NEUQUEN. IMPLICANCIAS EN LA PELIGROSIDAD.
Autor/es:
MARIO ROSAS; MANUELA ELISSONDO; PATRICIA SRUOGA
Lugar:
San Miguel de Tucumán
Reunión:
Congreso; XX Congreso Geológico Argentino; 2017
Institución organizadora:
Asociación Geológica Argentina
Resumen:
La desembocadura del río Los Nevados, afluente del río Barracas, fue escenario de tres grandes colapsos rocosos definidos, por su mecánica de movimiento y magnitud, como avalanchas de rocas. El contexto geológico involucra sedimentitas mesozoicas cubiertas por una espesa secuencia volcánica plio-pleistocena y unidades volcánicas holocenas, vinculadas a la actividad del centro eruptivo Barrancas, el cual contribuyó en gran medida a modelar el paisaje actual. Durante este último período se derramaron coladas de obsidiana sobre un domo multiepisódico inicial y se configuró uno de los rasgos morfológicos distintivo de la región conocido como Pampa del Rayo, como consecuencia del emplazamiento de flujos piroclásticos muy densos y caídas de tefra (Sruoga et al. 2015). Durante el Pleistoceno la erosión glaciaria profundizó los valles y empinó fuertemente sus laderas. La deglaciación sucedida a finales de ese período, dejó expuesto un paisaje en estado inestable o metaestable susceptible a rápidos cambios por rotura y/o colapso de pendientes. Los procesos morfogenéticos endógenos y exógenos condicionaron el desarrollo de importantes avalanchas de rocas en las proximidades de la confluencia del arroyo Los Nevados con el río Barrancas, durante el período paraglacial. Eventos similares han sido descriptos en la alta cordillera mendocina por Fauqué et al. (2005, 2008, 2009), Rosas y Fauqué (2008, 2011), Rosas et al. (2014) y González Díaz et al. (2006) en las nacientes del arroyo Los Nevados asociados a sacudidas sísmicas. Las avalanchas de rocas se originaron en las unidades volcánicas ubicadas en los sectores más altos de la ladera. La morfología de sus cicatrices muestra una configuración vertical a subvertical y cóncava hacia el valle. Se desarrollaron con una fase inicial dominada por movimientos verticales (colapsos) y continuaron con una fase distal de flujo de corto recorrido. La avalancha de mayor volumen se originó en la margen derecha del arroyo próximo a su desembocadura. El material desprendido se movilizó una corta distancia y sin alcanzar el fondo del valle, quedó dispuesto sobre la ladera formando un relieve irregular de montículos y suaves depresiones (hummocky topography).Adyacente a la anterior, otra avalancha de rocas de menor magnitud descendió sobre la planicie glacifluvial cubriéndola completamente hasta ascender unas decenas de metros sobre la ladera opuesta (run up). La obstrucción del curso fluvial dio inicio a un rápido proceso de inundación que derivó en la formación de un cuerpo de agua temporario de 0,073 Km2. Posteriormente la onda de erosión retrocedente, asociada a la disminución de las cargas en tiempos postglaciales, logró franquear el depósito que forma el dique natural y provocó el vaciado completo del cuerpo lagunar. Enfrente, sobre la margen izquierda del río, es posible reconocer otra avalancha de rocas que obstruyó íntegramente el valle y dio origen a un embalse efímero de 0,43 Km2. Luego, la onda de erosión retrocedente traspuso la obstrucción y se produjo el vaciado total de la laguna. La zona de origen de estos movimientos muestra rasgos evidentes de inestabilidad como la posición vertical a subvertical de sus paredes y el denso fracturamiento que las afectas, especialmente en la dirección paralela a la cara libre de la pendiente. La ocurrencia de nuevas avalanchas formaría obstrucciones de mayor magnitud, por superposición con los relictos de las anteriores y daría lugar a inundaciones más extensas. El desagüe repentino de estos embalses naturales, inducido por el colapso de sus diques, tiene su ejemplo más conspicuo en el río Barrancas. El 29 de diciembre de 1914 (Groeber 1916), la ruptura repentina del muro natural, que embalsaba la laguna Carrilauquen, dio origen a una de las crecientes más extraordinarias ocurridas en la República Argentina. Este suceso causó la muerte y desaparición de numerosas personas (entre 186 y 300), un daño ambiental severo y cuantiosas pérdidas económicas importantes a lo largo del río Barrancas y el río Colorado hasta la costa atlántica.