CONICET | Buscador de Institutos y Recursos Humanos

La filosofía de la mente, como otras disciplinas filosóficas, se ha visto ensanchada en su campo de problemas y enriquecida en sus enfoques y argumentos, por la creciente interacción con otras áreas del conocimiento científico que también buscan explicar distintos rasgos de los fenómenos mentales. En esta presentación señalaremos algunos de los efectos teóricos positivos de la interacción entre filósofos y etólogos cognitivos, por una parte, y entre filósofos y psicólogos del desarrollo, por la otra, ejemplificados por el estudio de la empatía y la cognición social temprana, respectivamente. Ambos tópicos, por otra parte, son comunes a las dos disciplinas científicas mencionadas, lo que es el resultado de que ambas se apoyan en una misma teoría general: la teoría de la evolución natural. Específicamente, intentaremos mostrar cómo ciertos conceptos, presupuestos y modelos filosóficos clásicos, de carácter especulativo o apriorístico, han sufrido los efectos de una ?naturalización? provechosa, bajo el influjo de la teoría darwiniana y de teorías empíricas particulares apoyadas en ella, al poner de manifiesto aspectos novedosos, gradaciones y parentescos iluminadores así como diferencias mejor definidas y explicadas entre distintas competencias y habilidades cognitivas, en distintas criaturas, sin que ello conlleve una disminución o empobrecimiento de los aportes conceptuales y teóricos específicamente filosóficos en estas áreas. La inspiración naturalista de estas variedades de filosofía de la mente no se ha reflejado en la propuesta de variantes reduccionistas o eliminativistas de la explicación de los fenómenos mentales, puesto que comprender cómo pudieron haberse desarrollado diversas capacidades mentalistas desde una perspectiva evolutiva es sólo una parte (aunque muy importante) de la historia que hay que contar acerca de su naturaleza.

enviar mensaje