La Banca de Desarrollo. Lecciones de la experiencia argentina

PABLO LÓPEZ; MARCELO ROUGIER

Estado y políticas públicas para el desarrollo

INAP

Lugar: Buenos Aires; Año: 2011; p. 99 - 120

El crecimiento económico requiere de inversiones productivas en activos fijos, que poseen largos períodos de maduración. Por tanto, el financiamiento del desarrollo está asociado, en gran parte, con la necesidad de fondos para el largo plazo, requerimiento que genera, para una economía en desarrollo, diversos problemas que deben ser superados. Por un lado, en muchos casos se carece de la acumulación de capital necesaria para desarrollar el proceso. Por otro, se evidencia también la falta de empresarios dispuestos a asumir riesgos ligados a proyectos cuya rentabilidad privada inmediata es baja y diferida, pero que generan un gran beneficio en términos del desarrollo. Adicionalmente, se presenta cierta carencia de conocimiento técnico y de herramental, necesario para desarrollar los tipos de proyectos que el proceso demanda. Es en este sentido que los bancos de desarrollo, como instituciones específicas del desarrollo económico desde mediados del siglo pasado, cobran una gran  relevancia en las condiciones actuales del atraso económico. Ante el avance de la participación del Estado y la revalorización de la industria en muchos países en desarrollo, entre ellos la Argentina, instituciones que permitan la canalización de fondos hacia sectores industriales, en función de una estrategia de desarrollo a largo plazo, se presentan con una gran potencialidad. Más aún en un contexto en el que las reformas financieras llevadas adelante entre la década del ochenta y el fin de siglo no permitieron resolver la cuestión del financiamiento del desarrollo, sino que agravaron la fragilidad e inestabilidad financiera de las economías.