INVESTIGADORES
RICHAUD Maria Cristina
libros
Título:
Introducción a la Investigación cualitativa
Autor/es:
RICHAUD DE MINZI, MARÍA CRISTINA
Editorial:
CIIPME - CONICET
Referencias:
Lugar: Buenos Aires; Año: 2006 p. 121
Resumen:
 El debate contemporáneo, que algunas “modas” hacen aparecer como novedoso, reitera una vieja discusión (Churchman, 1971).   A partir del resurgimiento de las corrientes interpretativas, se han abierto nuevos espacios para los métodos cualitativos. Estos abordajes han visto significativamente increpenTado su grado de sofisticación con la incorporación de las perspectivas constructivistas, que contraponen al ideal positivista de “descubrir” la realidad, la inevitabilidad del carácter “construido” de los conocimientos. Esta oposición de concepciones es uno de los problemas clave en el debate contemporáneo entre los métodos cualitativos y cuantitativos. A partir del desarrollo del constructivismo social (Berger & Luckman, 1982; Watzla-wick, 1994) la comparación entre ambos métodos no puede plantearse sólo en términos de una disputa en torno al objeto de la ciencia social -patrones colectivos de conducta, menúsrables numéricamente contra los significados subjetivos que elaboran los autores (Wilson, 1990)- sino que necesariamente debe recuperar el problema de la generación de conoci-mientos como práctica socialmente determinada y medida por el lenguaje (Clifford, 1984;  Richaud de Minzi, 2004). La bibliografía en torno a la posibilidad y desiderabilidad de la articulación entre los en-foques cualitativos y cuantitativos es muy abundante y anula cualquier pretensión de exhaustividad. El cúmulo de bibliografía sobre este tema determinó la aparición de intentos para su clasificación (Pedersen, 1992; Steckler, Mcleroy, Goodman, Bird, & Mccormick, 1992). Algunas de estas clasificaciones pretenden dividir la literatura entre puristas (los que postulan la imposibilidad de articular ambos abordajes), eclécticos (los que aceptan ambos enfoques como válidos) y pragmáticos (los que articulan ambas metodologías a partir del abordaje de su tema de estudio). Castro y Bronfman (1997) agrupan a los diversos autores según el objetivo predominan-te, explícito o implícito, que persiguen con su investigación. Tanto el descubrimiento como la verificación/falsación constituyen dos momentos de un solo proceso: el de la investi-gación científica. Es legítimo privilegiar uno u otro, en función de los objetivos y del con-texto del investigador, pues esta decisión se da en función del “interés cognoscitivo”. Lo más importante es que estos estudios sean rigurosos teórica y metodológicamente, y congruentes con su propio fin (Calero, 2000) Una de las críticas que se le suelen hacer a los abordajes cuantitativos, desde la pers-pectiva de los métodos cualitativos, es su propensión a servirse de, más que comunicarse con, los sujetos de estudio (Ibañes, 1994). El argumento es que las encuestas utilizan a los individuos para extraer de ellos información, que luego es procesada sin que medie ningún tipo de “devolución” a quienes dieron origen a los datos. Se dice además, que la situación de la entrevista es tan artificial -uno se limita a preguntar y el otro a responder- que es po-sible formular cuestionamientos muy sólidos sobre la validez de los datos así obtenidos. En cambio, los métodos cualitativos parecerían encontrar una de sus fuentes de legiti-mación primarias en el hecho de que permiten una comunicación más horizontal -más igualitaria- entre el investigador y los sujetos investigados. Sin negar que algunos de los abordajes cualitativos, como las entrevistas en profundidad y las historias de vida, permiten un acercamiento más “natural” a los sujetos, es necesario reflexionar con más detalle sobre las condiciones que hacen posible este tipo de encuen-tros. En los países de América Latina, por ejemplo, la mayor parte de los estudios se hacen sobre/con sujetos sociales que viven bajo alguna forma de subordinación: de género (en el caso de las mujeres); sexual (en el caso de las minorías sexuales), etc. En muchos casos, es precisamente esa condición de subordinación la que da origen a su disposición a colaborar. Autores como Castro y Bronfman (1997) plantean que por más “democráticos” que sea-mos, el acceso a los grupos subordinados nos es dado por lo que nuestro status representa. Desembocamos así en un dilema que cuestiona de raíz el argumento antes planteado, en el sentido de que la investigación cualitativa se reivindica a sí misma a partir de su “natura-lismo”, de su supuesta habilidad de estudiar a los actores sociales en su escenario natural. Otro de los problemas es el de la generalización de los datos o validez externa  (Camp-bell y Stanley, 1982). Suele haber acuerdo entre algunos autores, en el sentido de que los métodos cuantitativos son débiles en términos de validez interna -casi nunca sabemos si miden lo que quieren medir- pero fuertes en validez externa -lo que encuentran es genera-lizable al conjunto de la población- pero se presume lo inverso para los métodos cualitativos. Sin embargo, quedan fuera de la discusión algunos problemas esenciales (Calero, 2000). En primer lugar, para los que hacen ciencia social privilegiando el momento de genera-ción de teoría (descubrimiento), heurístico o inductivo, cuando quieren generalizar, si-guiendo el postulado de que son los hechos sociales colectivos (los que son comunes a un grupo de individuos en la sociedad) los que interesan a las ciencias sociales, olvidan que en realidad los fenómenos son generales si son colectivos pero “de ningún modo puede afir-marse que es colectivo a causa de su carácter general” (Durkheim, 1978). Un debate sobre el problema de la generalización de los datos debidamente anclada en la teoría, debería dar más espacio a los procedimientos analíticos mediante los cuales se presume el carácter de “hechos colectivos” de los fenómenos de interés, más que centrar el peso de toda la argu-mentación en la necesidad de extrapolar a la población general los hallazgos. Desde este punto de vista, ambos enfoques están en igualdad de condiciones. La zona de equilibrio entre una tendencia generalizadora y otra totalmente particularizadora estaría definida por una fórmula dialéctica que legitime a ambas posturas, en la medida en que dialogue con la otra (Smith, 1990). En conclusión, la utilización de uno u otro método de investigación científica depende del momento que al investigador le interesa privilegiar y del tema que se elige para investigar. Existen variadas formas de integrar ambos abordajes. Ellas conducen por distintos caminos, producen diferentes resultados y tienen implicaciones variadas.