¿Apaches hostiles, apostatas rebeldes o súbditos infidentes?. El estado borbónico y la población indígena en la Nueva Vizcaya de la segunda mitad del siglo XVIII

ORTELLI, SARA

BUENOS AIRES

Congreso; VI Congreso Internacional de Etnohistoria; 2005

FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS, AREA ETNOHISTORIA, UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES

  La violencia que habría caracterizado a los espacios fronterizos hispanoamericanos coloniales es un tema recurrente en la documentación. La historiografía -basada en los informes de autoridades civiles y militares- en general ha señalado como responsables a los grupos indígenas no sometidos (que en el norte del virreinato novohispano eran los apaches o enemigos externos, es decir, los que venían de afuera del sistema colonial) y a los indígenas que huían de las misiones y eran identificados como apostatas y rebeldes. Sin embargo, en la provincia septentrional de Nueva Vizcaya la violencia desplegada en el siglo XVIII se vinculaba con las acciones de grupos étnica y socialmente heterogéneos, que involucraban a españoles, indios de pueblos y misiones, mestizos, negros, mulatos, castas, fugitivos, desertores, vagos. Estos grupos fueron identificados como infidentes o enemigos internos, categoría que hace su irrupción en informes y fuentes judiciales en la década de 1770.          El criterio ordenador de los españoles estaba basado en contraposiciones que intentaban dar cuenta de los indios de guerra frente a los de paz, y de los nómadas frente a los sedentarios. En la provincia septentrional de Nueva Vizcaya establecieron diferencias entre los habitantes de la sierra y los de las llanuras, que recibieron un extenso abanico de denominaciones. Por su modo de vida y organización previos a los tiempos coloniales, los primeros se consideraron susceptibles de ser organizados en misiones y pueblos, por lo que fueron entendidos como integrados al sistema implantado por los conquistadores (tepehuanes y tarahumaras). Frente a estos grupos, los nómadas habitantes de las llanuras se identificaron como gentiles, bárbaros e indios de guerra, a los que era difícil organizar o reducir. En diferentes períodos los destinatarios principales de tales caracterizaciones se fueron transformando y a partir de la segunda mitad del siglo XVIII las contraposiciones se expresaron entre los indios de la sierra (tepehuanes y tarahumaras) frente a los apaches.          Este juego de generalizaciones y contraposiciones a través del cual se intentaba ordenar y entender a los grupos nativos constituía una visión esquematizada de la provincia de Nueva Vizcaya. Desde el punto de vista del avance del poblamiento y de la incorporación de los indígenas al sistema colonial, los indios que se habían establecido en pueblos y misiones pasaron a formar parte de los indios reducidos, es decir, los que habían aceptado estar bajo la autoridad de los representantes civiles, militares y eclesiásticos de la nueva organización. En la medida en que formaban parte del mundo colonial eran actores internos del régimen. Frente a ellos, los grupos no reducidos, los que quedaban fuera del sistema, se convertían en actores externos al mismo. A estas caracterizaciones se sumó la de enemigo, cuando algunos grupos comenzaron a ser identificados como tales. El término enemigo definía en la época no solamente a los no amigos, sino al declaradamente contrario. Entre ellos se refería, por supuesto, al contrario en la guerra. Pero aludía también, de manera general, a quienes no participaran del modo de vida de los españoles, representado fundamentalmente en el establecimiento en asentamientos fijos y en la tradición agrícola.