Un gobierno de fuerza y misericordia. Los socialistas ante los primeros años de política obrera radical.

RICARDO HERNÁN MARTÍNEZ MAZZOLA

San Miguel de Tucumán

Jornada; XI Jornadas Interescuelas Departamentos de Historia.; 2007

Universidad Nacional de Tucumán

El 12 de octubre de 1916 Yrigoyen asumió la presidencia. Con el radicalismo en el gobierno nacional los socialistas no sólo profundizaron su mirada negativa, ya de larga data, sino que diversificaron sus tópicos de crítica a esta fuerza. A las habituales alusiones al personalismo, falta de programas y militarismo de los radicales se agregaron las evaluaciones negativas sobre las dimensiones institucionales de su acción y sobre la política económica. Pero serían las ambigüedades del yrigoyenismo frente a la cuestión social –su doble faz represiva y conciliatoria- las que suscitarían la mayor perplejidad de los socialistas. Cada vez más los socialistas irían interpretando que el primer rostro era el verdadero; en tanto las medidas y el discurso “obrerista” -que se manifestaba en los arbitrajes presidenciales y en temas como las jubilaciones, el salario mínimo o los arrendamientos- eran un mero maquillaje “electoralista”. Plantearían así un discurso de desenmascaramiento que por un lado subrayaba los fuertes vínculos entre el gobierno, las fuerzas conservadoras y las organizaciones patronales  y por otro cuestionaba a aquellos que desde el mundo obrero planteaban una visión menos uniformemente negativa de la política social del gobierno.